Los Angeles, Estados Unidos. Hay un antes y un después de la llegada de Dirk Nowitzki a la NBA. La leyenda alemana, que el martes anunció su retirada tras 21 temporadas en los Dallas Mavericks, terminó con los prejuicios hacia los jugadores europeos y abrió una ventana que la gran liga estadounidense no ha dejado de explotar.
¿Quién estaba dispuesto a apostar a finales de los 90 por un adolescente desgarbado, con el pelo teñido de rubio platino, formado en un humilde club de la segunda división alemana?
Los Milwaukee Bucks tuvieron mucho ojo al elegirlo con el número 9 del Draft de 1998, pero fallaron al enviarlo a Dallas.
Nowitzki, en un primer momento, deseaba continuar dos temporadas más en Alemania para continuar su crecimiento, antes de enfrentarse a los físicos espectaculares de la NBA.
Pero el entrenador de los Mavericks de la época, el legendario Don Nelson, viajó a su ciudad natal, Wurzburg, en el sur de Alemania, y le convenció de dar el salto.
«Sentí que tenía la capacidad para disputar un día el All Star Game y permitirnos construir un equipo alrededor de él», recordó recientemente Nelson, que dirigió a los Mavericks entre 1997 y 2005.
«Nadie podía haber intuido que iba a marcar más de 30.000 puntos, pero yo sabía que sería un gran jugador», explicó.
Nowitzki no fue el primer europeo, ni siquiera el primer alemán, en buscar su oportunidad en la NBA. Su compatriota Detlef Schrempf tuvo un papel importante en los Seattle Supersonics y llegó a disputar la final de 1996.
– MVP en 2007 –
Pero sí fue el primer europeo en convertirse en un ‘jugador franquicia’, la estrella de un equipo NBA, aunque sus inicios en Dallas, que no había disputado el play-offs desde 1990, no fueron fáciles.
Nowitzki finalizó su primer curso con 8,2 puntos y 3,4 rebotes de media, e incluso sopesó volver a Alemania. Como pasaba en la época, el entorno de la NBA bromeaba sobre sus lagunas en defensa y su falta de potencia.
Pero el alemán de 2,13 metros siguió los consejos de su compañero Steve Nash y en 2000 estuvo cerca de ganar el trofeo al jugador con más progresión.
La máquina ya había empezado a carburar y alcanzó el ritmo de crucero en 2006, cuando llevó a los Mavericks a la final, en la que caen ante los Miami Heats (4-2).
Tendrá su revancha la siguiente temporada, en la que se convirtió en MVP (mejor jugador de la NBA) por delante de su antiguo compañero Steve Nash, que se había ido a los Phoenix Suns, y de la leyenda de los Lakers Kobe Bryant.
Es el primer europeo, y por ahora el único, en alcanzar el trofeo individual más prestigioso, gracias principalmente a su impresionante regularidad en el tiro.
– Conocido como ‘Swish’ –
Nowitzki, conocido como ‘Swish’, en referencia al sonido que hacía el balón con la red en sus canastas, tiene uno de los tiros más estéticos de la historia del básquetbol.
Durante toda su carrera no paró de trabajar junto con su mentor, Holger Geschwindner, que le descubrió en Würzburg y le acompañó a Dallas.
Nowitzki también causa estragos con su ‘fadeaway’, un tiro que ejecuta tras dar un paso atrás o un salto para tomar distancia sobre el jugador que lo defiende.
A golpe de triples y de ‘fadeaways’, por fin logra el título de la NBA en 2011, a pesar de una gripe, ante los poderosos Heats de LeBron James.
Los Mavericks no volvieron a superar la primera ronda de las eliminatorias, pero Nowitzki pasó a ser una leyenda de su deporte, destacando su longevidad -cumplirá 41 años el 19 de junio- y su fidelidad a Dallas.
Con la selección alemana sus mejores resultados fueron una medalla de plata en el Euro-2005 y un bronce en el Mundial 2002, en el que fue elegido MVP.
Sexto mejor anotador de la historia de la NBA, en su última temporada ha compartido vestuario con el esloveno Luka Doncic, de 20 años y último prodigio del básquetbol europeo, uno de los grandes candidatos a ser novato del año.
«Tomé mi decisión hace algunos días. Mentalmente podría haber continuado, pero físicamente no tiene ningún sentido», dijo Nowitzki el día de su adiós.