Con 102 años, el médico y político francomacorisano Mario Antonio Fernández Mena se mantiene lúcido y de buen ánimo.

En una entrevista en su residencia de San Francisco de Macorís para la periodista Wanda Méndez del periódico Listín Diario, cuenta cuál ha sido la clave de su longevidad. Relató que siempre le gustó estar ocupado, estudiando, trabajando o en cualquier otra actividad.



Mario Fernández todavía está pendiente del acontecer nacional y local, siguiendo las noticias por diferentes medios de comunicación. Todos los días hay que leerle el periódico Listín Diario. RAUL ASCENCIO / LD

Ha sido comedido al comer, en poca porción.

Nunca le gustó trasnocharse, excepto cuando un paciente le tocaba la puerta de madrugada para que lo atendiera, a lo que no se negaba. Cree que la persona debe dormir 8 horas diarias, no menos.



Detecta las mortificaciones. “A mí no me gusta hacerle daño a nadie, ese es mi lema”, afirma.

El alcohol lo ingería pero de forma social, y no fumaba. Casi no se enferma.

Celebra su cumpleaños con mucha comida, sobre todo con dos o tres cerdos, que junto a la de aves, son sus carnes preferidas.

Se alimenta bien. Todos los días se desayuna con dos huevos y se toma un ponche de huevo de patas.

“Juan Bosch (expresidente) venía a mi finca y matábamos 8 y 10 patos y nos los comíamos”, recuerda.

Devoto de la virgen de la Altagracia, cada año acostumbra a ir a la basílica de Higüey para venerarla. Admira los hogares donde hay paz, amor y respeto. Observa que ahora hay mucha depravación.

“Médico del pueblo”

Desde pequeño soñó con ser médico, y cuando lo logró la medicina la puso al servicio de los más necesitados, según narró.

Sostiene que en su casa, que estaba al lado del consultorio, casi no se podía dormir, porque la gente iba a tocarle la puerta, ya que lo consideraban el médico de emergencia del pueblo.

“Venían gente pobre del campo con la receta, llorando, y yo se la compraba, y si no tenía comida les daba”, cuenta. También se trasladaba a los barrios.

En la iglesia, la gente le hacía filas detrás de una ayuda. En su natal Cenoví, construyó una iglesia.

“Ahora mismo me meto dinero en la cartera, me voy a mi finca y si llego con 5,000 pesos se gastan de una vez”, comenta.

Entiende que cumplió su deber como galeno. “Un médico debe ejercer con ética y humanidad”, expresó.

Inculcó su pasión por los estudios a los hijos, a quienes les decía: “si no estudian no van a llegar a nada”. En el 1968, el presidente Joaquín Balaguer lo designó secretario de Salud Pública, cargo que al principio se resistía a aceptar porque el sueldo eran 900 pesos y él ganaba más de eso, en el ejercicio de la medicina y en la ganadería, ya que criaba vacas de ordeño y cerdos. Finalmente aceptó el cargo y su esposa se encargó del negocio del ganado.

Hombre informado

Fernández Mena está pendiente del acontecer nacional y local, a través de los noticiarios, porque le gusta estar informado.

Durante la entrevista solía mirar el reloj, y cuando vio que eran las 11:30 de la mañana recordó que es la hora de las noticias locales.

Todos los días hay que leerle el periódico Listín Diario. El puede leer, pero el contacto con el papel periódico le produce alergia.

¿Cómo vive?

Pasa la mayor parte de su tiempo debajo de una mata de níspero, en el patio de su residencia en San Francisco de Macorís, donde recibió al equipo de Listín Diario. Por la avanzada edad, ha perdido la movilidad, por lo que se mantiene en una silla de ruedas, entre árboles y el cantar de los pájaros. En ese ambiente, también le gusta escuchar música suave, por lo que tiene cerca un pequeño radio.

Bosch, Balaguer y Trujillo

Comentó que era amigo del profesor Juan Bosch. Considera que hizo un gobierno bueno, pero que por ser muy democrático todo el mundo hacía lo que le daba la gana, a lo cual atribuye su derrocaramiento.

Por igual, se definió como amigo del dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina, a quien asegura que le preparó discursos. “Era un hombre macho”, afirmó.

Sobre Joaquín Balaguer, expresó que era un hombre muy fino y muy respetuoso. “Balaguer no era blandito, era un hombre extraordinariamente inteligente”. Al referirse el recorte de su último período, 1994, por denuncias de fraude, solo se limitó a decir: “eso es político”.

Trayectoria

Ha recibido varios reconocimientos por su trayectoria política y profesional y trofeos como gallero. Fue condecorado por el entonces presidente Leonel Fernández y reconocido por el Tribunal Constitucional como constituyente del 1963.

En el 2017, el Senado le hizo también un homenaje. Era aficionado de las peleas de gallos y las carreras de caballo.

A nivel nacional es reconocido más como gallero, que como político, según contaron sus hijos, porque en la década del 80 inició una etapa de crianza y juego de gallos, recorriendo todo el país.

Su origen

Nació el 19 de marzo de 1917, en Cenoví, San Francisco de Macorís. Hijo de los comerciantes Campo Fernández y Corina Mena.