Hace una década, Carmen Cordero Castillo, que se identifica como liceísta mil por mil, cruzó el puente Duarte con su niño de seis años desde su hogar en Villa Francisca para inscribirlo en la Liga La Javilla, en Los Mameyes, sin más pretensiones de que se divierta.
Ese niño se llama Erick Peña Cordero, tiene hoy 16 años y está a punto de recibir uno de los bonos más altos que se entregarán a partir del dos de julio próximo a los diamantes no tan en bruto que ponen a alucinar al béisbol.
Cuando los escuchas de los Reales comenzaron a enviar reportes suyos hace tres años en Kansas City vieron cierta similitud a su edad con Carlos Beltrán, el puertorriqueño que el equipo seleccionó en el draft en 1995 y que acumuló una carrera de Salón de la Fama (.279/435 HR/1,587 CE y 69.6 WAR). Baseball America asegura que Peña puede recibir más de US$3 millones, con los Reales como el equipo favorito para quedarse con sus servicios.
Indica el Diario Libre que Peña esta ranqueado como el prospecto número cinco a nivel internacional por MLB Pipeline (el sitio de las Grandes Ligas especializado en jóvenes talentos), Peña es un jardinero central de 6’3 pies y 180 libras que los reportes indican posee las cinco herramientas (contacto, poder, velocidad, defensa y brazo).
Y en los pupitres de APEC ha agregado la sexta desde los 10 años, donde ha adquirido un inglés que le permite comunicarse con fluidez.
Un talento especial que el reporte de MLB dice: “Algún día puede ser la cara de una organización”.
Derecho, a los ocho años probó batear a la zurda y nunca más ha tomado un turno a la otra mano. No es coincidencia que David Ortiz, Bryce Harper y Robinson Canó (todos zurdos) copen la lista de sus figuras favoritas, con espacio para Mike Trout y Javier Báez.
John Carmona, director de la JC Academy, identificó un talento especial con el bate de poder y el brazo cuando Peña tenía 10 años en los torneos locales e internacionales.
Pero a partir de los 13 vio cómo agregó al arsenal velocidad, defensa y creó una conciencia especial en la zona de strike, que lo convirtió en un bateador selectivo que sabe hacer ajustes y conectar por diferentes zonas del terreno.
Peña no pierde tiempo en dar crédito a su madre, con gran responsabilidad en una empresa detallista con presencia nacional, en su desarrollo en el terreno sin tener que abandonar los estudios (cursa el segundo de bachillerato), con la ingeniería industrial como opción si el béisbol no funciona. Ni la alta cotización le hizo dejar las aulas y en las mañanas asiste a un colegio en Los Trinitarios, con ajuste de horarios este último año.
“Al contrario, eso (el rumor público del bono que puede alcanzar) ha sido una motivación para seguir trabajando”, dice Peña, de sonrisa fácil y cortas palabras.
“Erick es el tipo de jugador que cada liga y programa quiere tener. Era un poquito tímido en sus inicios, es un niño criado por su madre a tiempo completo, muy disciplinado, enfocado, que hace los ajustes necesarios para crecer, le pido a Dios que le permita desarrollarse como muestran sus herramientas”, dice Carmona, cuyo programa busca firmar al menos cinco jugadores este año.
De cumplirse los pronósticos, sería el bono más alto que sale de la JC Academy, un programa que en menos de una década ha sacado jugadores como Amed Rosario (US$1,7 millones en 2011) y Jeison Guzmán (US$1,5 MM en 2015).