Por Katherine A. Taveras: Estimado sepa usted que una dama ve mil veces, más no debe ser tocada si esta dama no lo quiere. Que camine por las calles como danza su cintura, no le da derecho alguno de acercarse con dulzura.
Que le diga buenos días, no le abre a usted las puertas, de cruzar la línea recta de la distancia y la prudencia. El respeto caballero es un arma de sapiencia, que se ejerce con la dama cuando esta se presenta.
Soy mujer y soy amiga, más no ticket de regalo, a la decencia le exhorto no se haga el equivocado. No acaricie usted mis hombros si los suyos no acaricio, que mi espacio es iniciado donde el suyo yo termino.
Estrechemos bien las manos, como hombres de negocio, no me cause desagrado, no sea usted sumo devoto. Mi cuerpo es preciado templo, guarde usted pues este ejemplo, no aproveche un argumento para abusar del concepto.
La sonrisa de una dama no es un no afirmativo, no confunda la alegría con algún raro motivo. Guarde usted en sumisión, maneje su sensatez, ser gentil no es la razón que le lleve a escarnecer.
Admirable el caballero que fácilmente comprende, que el halago a una dama con educación se entiende. Que hay miradas suficientes para cariño aceptar, que si no ha dicho que SI, no lo debe idealizar.
Que el respeto a una dama debe estar siempre primero, que no debe de tocarle si ella no ha dicho ¨Yo quiero¨. Que sus saludos valoran, gustan de galantería, pero use la conciencia, actúe con sabiduría.
¡Hombres no se confundan!