A las compañías no les sale rentable que los consumidores se gasten menos de 30 euros en una bombilla y que esta sea la única que deban comprar en toda su vida.
Por eso el invento de Benito Muros no encuentra quien lo comercialice. Ha logrado crear una bombilla que dura para siempre, pero no quien la ponga en el mercado.
De hecho, como ha denunciado en alguna entrevista hay quien le ha ofrecido dinero hasta por olvidarse de ella.
La idea de crear una bombilla sin fecha de caducidad le surgió a Muros, como cuenta Cinco Días, al tener noticia de la existencia de una que lleva en funcionamiento desde 1901. Se encuentra en un parque de bomberos californiano y es toda una celebridad. Cuenta hasta con un perfil de Facebook y una página web en la que seguir su vida luciendo y la repercusión de su existencia, la cual inspiró a este ingeniero catalán.
“En ese momento decidí que iba a intentar fabricar una bombilla sin obsolescencia programada”, ha comentado Muros al citado diario. Eso fue hace dos décadas. A día de hoy, no encuentra quien se haga cargo de la producción y comercialización de su invento, que es una realidad. Su compañía, Light&LifeTechnology, está especializada en bombillas sin obsolescencia programada, pero esta no llega a los consumidores.
El precio ronda los 25 euros, consume menos que la tradicional, puede arreglarse y la duración media es de entorno a 85.000 horas. Eso son 3.541,6 días con la bombilla encendida de continuo. O lo que es lo mismo, 9,7 años (no bisiestos) sin apagarla. Una de las razones que la hacen tan duradera es el hecho de que esté fabricada, como explica su creador, con “aluminio puro” y no plásticos térmicos.
En la web de Light&LifeTechnology se pueden encargar. El problema es que la empresa no puede producirlas por falta de inversión. “Por eso”, explica Muros, “vamos a pedir que primero nos abonen el precio con un gran descuento para después fabricarlas y entregarlas, una especie de crowfunding”.
Es la única opción que han encontrado para dar salida a su bombilla. Cuenta este ingeniero que han tenido alguna oferta, pero las garantías no son las deseables. De hecho, hay una sobre la mesa desde EEUU. “Ya he decidido que no voy a firmar el acuerdo, porque pasarían a controlar más del 50% de la empresa, lo que les permitiría cambiar el proyecto y no podría
hacer nada por evitarlo”, sentencia.
La historia de la bombilla que dura toda la vida es recurrente, la de Cinco Días no es la primera entrevista del presidente de la asociación Feniss, organización que combate la obsolescencia programada. Hace unos años se dio a conocer en el mundo de las redes sociales gracias a una entrevista en TVE y a raíz de aquello llegaron algunas ofertas, pero ninguna cuajó.
Problemas para comercializarla, pero también amenazas. En una conversación con El Economista en 2012, Muros, entonces presidente de la SOP (Sin Obsolescencia Programada), explicaba que “luchamos para que las cosas duren lo que tengan que durar, pero los fabricantes de aparatos electrónicos los programan para que duren un tiempo determinado y obligan así a los usuarios a comprar otros nuevos (…) Solo buscamos una sociedad más justa. Aunque eso suponga estar amenazado de muerte”, como le ha ocurrido a él mismo.