Washington, Estados Unidos.Por primera vez, científicos detectaron actividad eléctrica en cerebros del tamaño de un guisante cultivados en laboratorios, abriendo camino para encontrar solución a afecciones neurológicas y responder preguntas sobre cómo se desarrolla nuestra materia gris.

No se tiene claridad sobre si los minicerebros tienen consciencia. El equipo de investigación cree que no, pero no pueden asegurarlo, por lo que se abre una nueva dimensión ética en este área de investigación creciente.



Los llamados «organoides cerebrales» derivados de células madre adultas han existido durante aproximadamente una década, pero nunca antes habían desarrollado redes neuronales funcionales.



«Si me hubieras preguntado hace cinco años si creía que un organoide cerebral podría tener alguna vez una red sofisticada capaz de generar una oscilación cerebral, habría dicho que no», dijo a la AFP Alysson Muotri, bióloga de la Universidad de California, en San Diego.

Un estudio publicado el jueves por Muotri y otros de sus colegas en la revista Cell Press dijo que parte del avance fue encontrar un mejor procedimiento para cultivar células madre, incluyendo la optimización de la fórmula del medio de cultivo.

La otra parte los sorprendió al principio, pero también fue intuitiva cuando pensaron en ello: solo hay que dejar tiempo suficiente a las neuronas para que se desarrollen, igual que los cerebros de los bebés nonatos se desarrollan en el útero.

El equipo comenzó a detectar estallidos de ondas cerebrales de los organoides hace aproximadamente dos meses.

Las señales eran escasas y tenían la misma frecuencia, un patrón visto en cerebros humanos muy inmaduros. Pero a medida que crecieron, producían ondas cerebrales a diferentes frecuencias y aparecían más regularmente, lo que sugiere un mayor desarrollo de sus redes neuronales.

Los primeros organoides se usaron para modelar lo que sucede cuando el cerebro está expuesto a enfermedades como el virus Zika, que causa malformaciones físicas.

Pero también hay una serie de afecciones neurológicas, como el autismo, la epilepsia y algunas afecciones psiquiátricas en que los problemas se dan por la conexión de la red cerebral y no por malformaciones.

Creando organoides cerebrales a partir de las células madre de individuos con estas afecciones, los científicos podrían modelarlos mejor y tal vez encontrar curas algún día.

También esperan poder responder preguntas fundamentales. Muotri dijo que el desarrollo de organoides se estancó entre los nueve y los diez meses.

«Tengo curiosidad por eso. Me pregunto si es porque no tenemos un sistema de vascularización para permitir que los nutrientes entren, o podría ser que simplemente nos falte estimulación» en forma de información sensorial.

Muotri espera probar ambas hipótesis.

Sobre si los organoides cerebrales son conscientes, Muotri dijo que sospecha que no debido a su etapa temprana de desarrollo.

«Pero si me preguntas, ‘¿Cómo lo sabes?’ Yo diría que no tengo ninguna evidencia, porque ni siquiera sabemos cómo detectar la consciencia en otros sistemas», dijo.

«A medida que nos acerquemos al cerebro humano irán apareciendo estas preguntas éticas», explicó, y propuso regular el campo igual que se hace con las pruebas con animales.