Por: Katherine A. Taveras ¡Yo si Quiero estudiar!; exclamaba una joven que se acercó a mí hace unos días. La joven, graduada con honores en su licenciatura, ha aplicado en distintas ocasiones a becas de postgrado en las cuales no ha resultado afortunada. Entre impotencia y desánimo añadió: ¨Siento ganas de tomar un vuelo a otro país y quedarme¨.
Confieso que luego de sentirme identificada con el sentir de esta chica, reflexione sobre nuestra situación educativa actual, sobre los deseos de muchos jóvenes que aún tienen fe en que la preparación profesional es el único camino honorable a una mejor calidad de vida. Cuántas veces vemos publicidad de capacitaciones, cursos y especialidades que al consultar los costos resultan estar fuera de nuestro alcance y aunque existen los créditos educativos, seamos honestos, no todo el mundo reúne las condiciones para aplicar a un crédito.
A pesar de que han sido realizados muchos esfuerzos sociales en pro de mejores inversiones a nivel educativo local, parece que esos esfuerzos son específicamente centralizados en la educación primaria. Una vez entras al mundo universitario y terminas carrera, que costoso se vuelve continuar formándose. En un país donde los títulos son tan importantes, aunque irónicamente no te garantizan una buena posición laboral, es un reto económico para la mayoría lograr sus objetivos.
Cuantos buenos chicos graduados honorificamente se encuentran hoy en oficinas de call centers (no se menosprecia esta labor) o se van fuera del país debido a que no perciben estén recibiendo apoyo de las principales autoridades para continuar una formación práctica a nivel profesional.
La clase empresarial de nuestro país, que por cierto no termina en ponerse de acuerdo si dar valor a la preparación académica, la experiencia o la ¨estabilidad laboral¨, debería unirse en pro de desarrollar sistemas de apoyo que permitan a los estudiantes de término y recién egresados capacitarse a costos manejables, al menos durante los primeros dos años de salida.
Ojala nuestros estudiantes, futuros profesionales con metas claras, voluntad de crecimiento y emprendedurismo, sigan queriendo estudiar, especializarse y entender que no todos tenemos que irnos y empezar en otras aguas. Confiemos que en esta pequeña isla hay de todo para todos y que nuestro mercado y sociedad continuarán desarrollando oportunidades que pongan a disposición de todos, la educación que merecemos.