Para evitar que los errores sean los que atrapen la atención del reclutador, hemos enumerado los que se repiten con más frecuencia entre los candidatos. Por suerte, tenemos la fórmula para que no volver a caer en ellos.

Faltas de ortografía o gramaticales

Los textos cada vez más escuetos que acostumbramos a manejar en la mensajería instantánea hacen flaquear la gramática. Pero estas breves fórmulas digitales no pueden colarse en el currículum. “El reclutador puede llegar a pensar que esa persona no es cuidadosa con su trabajo y que no presta atención a los detalles”, comenta Judith Monmany, responsable de comunicación del portal de empleo InfoJobs.



Currículum muy extenso o mal estructurado

Hay estudios que dicen que un reclutador dedica una media de siete segundos a revisar un currículum; si es muy largo y la información está mal estructurada, perderemos la oportunidad de que el reclutador capte lo más importante. Dos páginas es la extensión máxima que debe tener el documento, pero mucho mejor si conseguimos que en una sola se plasmen los hitos más relevantes de la formación y la carrera profesional.

Incluir datos personales que den lugar a interpretaciones prematuras

¿Te has parado a pensar lo que refleja tu cuenta de Instagram? Si integra posts con actitudes poco deseables para el puesto de trabajo, mejor obviar estos detalles. “Debemos salvaguardar nuestra intimidad y dar una imagen acorde al puesto que buscamos; por ello debemos tener en cuenta qué información damos, cuál se puede ver reflejada en las redes, y en qué medida nos ayuda o no a nuestro objetivo”, advierte Elías.



Mentiras y exageraciones

La información que se ofrece en un currículum es fácil de comprobar. Nunca sabes la red de contactos con la que cuenta el entrevistador, ni su destreza para detectar quiénes fueron alumnos en un máster determinado. “Hay datos que son muy fáciles de corroborar y, si son falsos, suponen un descarte inmediato en puestos de confianza o de gestión monetaria”, cuenta la consultora de recursos humanos. Además, alerta sobre las bases de datos que las empresas suelen tener con información de las candidaturas.

Actividades poco relevantes para el puesto

Si siempre utilizas el mismo currículum, sea cual sea el puesto para el que aplicas, puede que estés perdiendo oportunidades. Las ofertas de trabajo hay que estudiarlas y elegir los conocimientos y experiencia en nuestra trayectoria que más se ajusten a cada caso concreto. “Es necesario describir las actividades importantes, por las que se nos paga en ese puesto y no en otro. Además, centrar la información facilita la extensión correcta del currículum, al no irnos por las ramas”, explica Elías.

Falta de palabras clave

En línea con la adaptación del currículum vitae a cada oferta de trabajo, es fundamental también incluir términos que sean relevantes para cada puesto concreto. “Para que la empresa o reclutador nos encuentren en internet, es necesario tener presencia online en las webs correctas e insertar las palabras por las que nos pueden encontrar”, recomienda la consultora.

Formato visual poco adecuado

Otro aspecto a cuidar es la forma, cómo presentamos el currículum. Este apartado integra desde la foto (si es que la hay) hasta las creatividades gráficas que se incorporan al currículum vitae. “No todos los formatos son adecuados para todos los perfiles. Su fin es resaltar el contenido, no al revés. A veces es mejor un documento sencillo y claro, fácil de leer y que no haga daño a la vista, que uno lleno de color y logos”, aclara Elías.

Asimismo, una foto inadecuada (si es que procede incorporarla) puede ser motivo de descarte. “Elige una donde salga tu cara de cerca que sea reciente. Debe ser neutral, sin fondo ni posturas muy forzadas”, comparte Monmany.