Por: Katherine A. Taveras–  Parece absurdo este título, un culto a la falta de tacto. Sin embargo, el mismo expresa una creencia popular que se ha arraigado fuertemente en la cultura dominicana.

Es muy probable que cada mujer que leerá este artículo, tenga en su círculo de amigas al menos una que ya sea madre y estoy segura te identificas con el argumento de que eres dichosa de tener el tiempo, las energías y la ¨libertad¨ de hacer según tus gustos y necesidades sin mayores preocupaciones.



De hecho y es probable que sin mala intención, muchas de esas amigas madres caen en la mala costumbre de hacerte ver como una persona de ¨vida loca¨ y hasta irresponsable por el hecho de que a cierta edad no tengas hijos o una familia establecida según los tiempos y razonamientos de la sociedad.

Es cierto que la dicha de tener familia, hijos, un hogar nuclear brinda a la mujer una satisfacción particular sobre todo en una sociedad donde nos enseñan desde pequeñas que la plenitud de una mujer se consigue al obtener marido y descendencia, pero ¿Es necesariamente esto cierto? ¿Aplica para todas las mujeres?



Probablemente hay mujeres para las que tener hijos no es su principal prioridad en un momento determinado de su vida, quizás entienden la importancia y valor que significa ofrecer a un hijo un sano espacio emocional donde crecer e incluso hay mujeres que en silencio lamentan por alguna condición de salud no haber tenido la oportunidad de tener la famosa ¨bendición¨. Pero como siempre digo, la sociedad con sus tiempos y sus argumentos populares a veces llegan a cruzar la línea fina de juzgar una mujer sin hijos como una mujer incompleta, una mujer que vive en libertinaje o una mujer que no acepta responsabilidades y ¡NO!
No es una mejor mujer por tener o no tener hijos. No estás más o menos completa por tener familia o por decidir esperar y ¡No! No te va a dejar el tren como dicen tus amigos.

Sinceramente entiendo que deberíamos de trabajar mucho la empatía, el simple sentido común, ese que muchas veces es el menos común de los sentidos.
Mujer; no se ha escrito libro alguno de leyes, ni religión, ni principios que defina los criterios que te denominen como una mujer plena y perfecta. Todo aquello que te hace feliz a ti sin dañar a terceros es lo justo y necesario en tu vida y precisamente así lo estarás haciendo bien.