Estados Unidos instó este jueves a establecer un diálogo en Venezuela para formar un gobierno de transición que permita organizar nuevas elecciones y ponga fin a la crisis política desatada con el segundo mandato de Nicolás Maduro iniciado hace un año.
Washington, que considera un fraude la reelección de Maduro, no se ha opuesto a conversaciones pasadas. Pero ha sostenido firmemente que deberían empezar por discutir la salida de Maduro, un izquierdista alineado con Cuba y respaldado por Rusia y China.
Ahora, casi un año después de reconocer como presidente interino de Venezuela al jefe parlamentario y líder opositor Juan Guaidó, el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, mostró una mayor apertura a la diplomacia.
«Una rápida transición negociada a la democracia es la ruta más efectiva y sostenible hacia la paz y la prosperidad en Venezuela», dijo.
«Las negociaciones podrían abrir el camino para salir de la crisis a través de un gobierno de transición que organizará elecciones libres y justas», agregó.
Pompeo llamó a celebrar tanto elecciones presidenciales como legislativas antes de fin de año.
«2020 presenta la oportunidad de otorgar al pueblo venezolano lo que ha estado exigiendo por años: elecciones presidenciales y de la Asamblea Nacional genuinamente libres y justas para elegir a sus líderes y comenzar el largo proceso de renovación», dijo.
En una hoja de ruta publicada junto a su declaración, Pompeo dijo que el gobierno de transición debe supervisar las elecciones, que tienen que ser dirigidas por «autoridades electorales independientes» y «deben estar abiertas a todos los partidos y candidatos».
Maduro, en el poder desde 2013, renovó su mandato en mayo de 2018 en elecciones que despertaron amplios cuestionamientos internacionales. Los nuevos comicios presidenciales serían recién en 2024.
Pero las elecciones legislativas de la unicameral Asamblea Nacional, único cuerpo controlado por la oposición en el país caribeño y cuyos miembros fueron elegidos democráticamente en 2015, deberían celebrarse este 2020.
Guaidó fue ratificado como jefe parlamentario el domingo pasado en una votación que debió realizarse en la sede de un periódico al serle impedido el ingreso al Palacio Legislativo por fuerzas de seguridad leales a Maduro. Mientras, un legislador opositor apoyado por el partido oficialista afirmaba haber ganado el cargo.
Estados Unidos y más de 50 países reconocen a Guaidó como presidente encargado de Venezuela por su condición de jefe de la Asamblea Nacional.
Tras asumir al frente del Legislativo en enero de 2019, Guaidó desconoció la autoridad de Maduro e invocó facultades constitucionales para declararse presidente encargado, con el fin de encabezar un gobierno de transición para organizar nuevos comicios.
Pero a pesar de sus esfuerzos y del decidido apoyo de Estados Unidos, que lidera una campaña internacional y ha impuesto una batería de sanciones económicas para forzar un cambio de régimen en Venezuela, Maduro sigue en el poder.
Noruega ha mediado conversaciones entre representantes de Maduro y Guaidó, pero las reuniones se interrumpieron en agosto. Maduro sostuvo luego discusiones con partidos marginales de oposición, que Guaidó y las potencias occidentales no consideraron lo suficientemente inclusivas para ser relevantes.
Fuente: AFP