El presidente estadounidense, Donald Trump, advirtió este sábado a Irán que «no puede haber otra masacre de manifestantes pacíficos», en alusión a las protestas de noviembre, duramente reprimidas, luego de una reunión en memoria de las víctimas del avión civil ucraniano que Teherán admitió que derribó por error.
El llamado de Trump ocurrió luego de que la policía iraní dispersara a estudiantes reunidos en Teherán para recordar a los 176 fallecidos, en su mayoría iraníes y canadienses, a bordo del Boeing que se estrelló el miércoles en un campo agrícola en el oeste de Teherán tras despegar del aeropuerto internacional con destino a Kiev.
Tras negarlo por varios días, Irán reconoció este sábado haber derribado «por error» el avión ucraniano con un misil.
La manifestación de estudiantes se convirtió en una expresión de ira, y de cánticos contra el régimen, según la televisión estatal.
La muchedumbre también gritó contra «los mentirosos» y pidió que se juzgue a los responsables del drama y a quienes, según ella, trataron de encubrirlo, constató la AFP.
Trump tuiteó en inglés y en farsi al pueblo iraní: «Estoy con vosotros». «Seguimos las protestas de cerca».
– «El mundo está mirando» –
«No puede haber otra masacre de manifestantes pacíficos, ni un cierre de internet», escribió Trump en referencia al movimiento de protesta de noviembre, violentamente reprimido según la ONG Amnistía Internacional.
«El mundo está mirando», añadió.
Esas manifestaciones, que estallaron a mediados de noviembre en Irán en contra de un fuerte aumento del precio de la gasolina, dejaron al menos 304 muertos, según una estimación de Amnistía.
El sábado un alto funcionario de la administración estadounidense dijo que el derribo del avión por parte de Irán fue un «terrible error» que forma parte de un patrón de comportamiento imprudente.
«Es más importante que nunca que Irán abandone sus ambiciones temerarias y comience a comportarse como un país normal», agregó.
El embajador del Reino Unido en Irán fue detenido brevemente este sábado, informó el ministro de Relaciones Exteriores británico, Dominic Raab, que lo calificó de «violación flagrante de la legislación internacional». Según el Daily Mail, el diplomático fue arrestado por haber presuntamente «incitado» a los manifestantes de Teherán que protestaron contra las autoridades por la catástrofe aérea.
Estados Unidos pidió a Irán que se disculpe por esta detención.
El canciller iraní, Mohamad Javad Zarif, había presentado antes excusas por el incidente pero sin dejar de señalar a Estados Unidos. «Un error humano coincidiendo con la crisis causada por la política aventurera estadounidense condujo al desastre», afirmó.
– Fuertes tensiones –
El Medio Oriente es escenario de fuertes tensiones entre Estados Unidos e Irán, enemigos jurados, especialmente tras la muerte el 3 de enero del poderoso general iraní Qasem Soleimani, arquitecto de la estrategia iraní en la región, en un ataque estadounidense con dron en Bagdad.
Teherán juró vengar su muerte y el miércoles a primera hora sus fuerzas armadas lanzaron misiles contra bases que albergan a soldados estadounidenses en Irak, sin dejar víctimas.
El inicio del vuelo ucraniano coincidió prácticamente con el disparo de los misiles, y el presidente iraní, Hasan Rohani, aseguró que Irán estaba entonces en alerta máxima por posibles ataques estadounidenses, tras el «martirio» de Soleimani.
La mayoría de los pasajeros PS752 de Ukraine Airlines International tenían doble nacionalidad iraní y canadiense, pero también había ucranianos (toda la tripulación), afganos, británicos y suecos.
En un comunicado, las fuerzas armadas iraníes explicaron que el avión había sido tomado por un «objetivo hostil».
El comandante de la sección aeroespacial de los Guardianes de la Revolución iraní, general de brigada Amirali Hajizadeh, asumió la «total responsabilidad» de la tragedia, según una declaración a la televisión iraní.
Rohani lo calificó de «imperdonable».
Alemania y el Reino Unido calificaron de «paso importante» la confesión iraní.
El primer ministro canadiense Justin Trudeau pidió a Irán «esclarecer» las razones de la tragedia y anunció la pronta llegada de investigadores canadienses a Teherán.
Irán invitó a Boeing, el fabricante estadounidense del avión, a participar en la investigación, así como a los estadounidenses, los canadienses, los franceses y los suecos a observar los métodos de trabajo que realizan los iraníes.
Como consecuencia del accidente, la Agencia Europea de Seguridad Aérea recomendó evitar el cielo iraní «hasta nueva orden».
Muchas aerolíneas internacionales cancelaron sus vuelos en Irán y evitaron sobrevolar el espacio aéreo iraní.