En Filipenses 1.8-11, el apóstol Pablo dice que quiere que los creyentes en Filipos crezcan en su conocimiento de Dios para que puedan elegir la mejor manera de vivir. Nuestro Padre celestial no quiere que vivamos impulsados por nuestros sentimientos ni por lo que vemos, por eso nos da el don del discernimiento: la capacidad de juzgar situaciones y determinar qué es lo mejor que tiene para nosotros.

Para vivir dentro de la voluntad de Dios, debemos tener un espíritu de discernimiento. Él quiere que andemos de una manera que lo glorifique, y que nos dé gozo y paz. El Señor le mostrará el camino a cualquiera que lo pida, pero debemos ser capaces de juzgar lo que es de Él y lo que no; entonces podremos evitar caminos que parecen correctos, pero que en realidad no lo son. Recuerde que hay oportunidades y situaciones que se ven bien, pero que no son la voluntad del Señor.



Mucha información parece ser cierta, pero en realidad es falsa. Debemos ser capaces de distinguir entre ambas. No sería prudente aceptar todo lo que escuchamos en internet, radio o televisión. La opinión de personas influyentes, los medios de comunicación e incluso el púlpito, deben ser evaluados teniendo en cuenta el único medio confiable para el discernimiento espiritual: la Palabra de Dios.

Fuente Encontacto.org