Todos debemos actuar de manera deliberada en cuanto a cómo nos relacionamos con los no creyentes. Con diferentes creencias y valores, pueden llevarnos por mal camino, quiéranlo o no.
El apóstol Pablo escribió acerca de este dilema. Pidió a los corintios que consideraran lo que tenían en común: la justicia y la injusticia; la luz y las tinieblas; Cristo y Satanás (2 Co 6.14, 15). La respuesta es: Nada. Su punto era que los creyentes y los no creyentes valoran las cosas de manera diferente, y esto puede ser difícil de manejar, en especial cuando se trata de…
MATRIMONIO. Primera a los Corintios 7.13 enseña que el creyente debe mantenerse casado, y ser una dulce fragancia de Cristo en el hogar.
NEGOCIOS. No hay garantía de que la asociación entre un cristiano y un no creyente fracase. Pero con prioridades y perspectivas diferentes, pueden esperarse desacuerdos. Pero, pase lo que pase, el creyente debe ser como Cristo en todo.
ORGANIZACIONES. Sea suspicaz si una asociación se opone al nombre de Cristo, o si una iglesia no ve la necesidad de tener una relación personal con Cristo.
Dios diseñó las relaciones para ayudarnos y alentarnos, por lo que es fundamental que las personas con las que nos asociemos, valoren al Señor por encima de todo lo demás.
Fuente Encontacto.org