La frase “toda crisis es una oportunidad” atribuida a Albert Einstein (quien, a decir verdad, no dijo exactamente eso) cobra sentido nuevamente en tiempos de pandemia. Y aunque la industria del cine no escapa al perjuicio económico –The Hollywood Reporter estimó una pérdida global de 5 mil millones de dólares-, la frenética actividad de redes sociales y plataformas de streaming permite por ejemplo, el surgimiento de particulares movidas mediáticas. La más notoria, el cortometraje Coronavirus: The Movie protagonizado y dirigido por el actor chino residente en Inglaterra Blake Ridder, que fue subido a YouTube a fines de enero y desde entonces suma más 200 mil vistas (a un promedio de 5 mil por día). Dura 7 minutos 49 segundos y es, técnicamente, la primera obra de ficción que retrata casi en tiempo real, los efectos de la pandemia.
Desde Londres y en diálogo virtual con Infobae Cultura, su autor dice que “como actor y cineasta quería desafiarme a mí mismo y hacer la primera película del coronavirus. Lo hice solo para fines de entretenimiento, nada más y nada menos”. Y justifica: “Hollywood es bien conocido por hacer películas de grandes desastres. Por lo general, les lleva unos años hacer una película” ¿Oportunismo? “Sí, aproveché para hacer una película y así generar interés. Al mismo tiempo, es mi posibilidad de mostrarle al mundo mis habilidades de actuación y dirección en un período muy corto de tiempo”.
La propuesta de Coronavirus: The Movie es ponerse en la piel de un paciente infectado de COVID-19 que llega a Inglaterra desde China, precisamente desde Wuhan, capital de la provincia china de Hubei, allí dónde comenzó esta historia que tiene al mundo en vilo.
El protagonista se llama Steven. Alguien que “aquejado por los síntomas del coronavirus, decidió documentar su estado de salud”, expresa Ridder en la descripción del video. Durante poco menos de 8 minutos, se puede seguir paso a paso la evolución de la enfermedad y el deterioro físico del infectado. Las primeras imágenes de una cocina con vajilla amontonada y sin lavar, mientras de fondo se oyen reportes periodísticos sobre el avance de la enfermedad, dan paso a un muchacho asiático que se sienta en un sillón, enciende su laptop y se presenta.
Con el transcurrir de su propio relato, Steven -que viajó a Wuhan para visitar a su familia y celebrar el “año nuevo chino”- comienza a verse cada vez peor, su rostro empalidece y la tos se vuelve repetida. Dice que en China no recibió la atención médica necesaria y que “esto es mucho más serio de lo que los medios nos están contando”.
A medida que empeora su estado de salud, el hombre -aislado en su casa- describe sus sensaciones de inseguridad y desánimo, critica al gobierno de su país natal y vuelve a preguntarse “¿por qué los medios nos mienten?”. Un par de minutos después, visiblemente afectado, dice con una sonrisa nerviosa “este es el fin del mundo”. Sobre el final, el hombre dice que esto puede ser “una forma de balancear el volumen de la población en el mundo, estamos destruyendo el planeta”.
Blake Ridder, quien asegura no haber vivido episodios desagradables en las calles de Londres debido a su origen racial (“sí he oído en las noticias que algunos asiáticos orientales fueron atacados recientemente”), dirigió otros ocho cortometrajes además de éste. Trabajó como actor asumiendo papeles pequeños -y ni tan siquiera crédito- en superproducciones como Ready Player One y El cascanueces y los cuatro reinos.
En sus redes sociales se presenta como “actor y director perdedor del Oscar”, tiene 55 mil seguidores en su cuenta de Twitter @BlakeRidder y se gana la vida, además, como realizador de videos institucionales y coberturas audiovisuales de eventos. Mientras el número de vistas de su película crece día a día, cuenta que se toma con calma sus 15 minutos de fama (Warhol dixit). “Intento responder a todos los comentarios sobre mi trabajo, a veces de forma humorística si son desagradables”, dice. Con todo, considera que logró su objetivo: “creo que seré reconocido como la primera persona que hizo una película sobre el brote de esta enfermedad. Es demasiado pronto para decir si cambiará mi vida”, concluye.
Tomárselo con humor
Mientras tanto en Estados Unidos, los cineastas Michael Tow y Teja Arboleda decidieron burlarse de la paranoia racista que genera el coronavirus, en un corto humorístico titulado Coughing While Asian Coronavirus (algo así como “Tosiendo mientras ocurre el Coronavirus asiático”). Dura apenas 1 minuto y muestra a un ciudadano oriental que, en distintas situaciones de su vida cotidiana -en el gimnasio, en una cafetería, en un ascensor, en el cine-, se sirve de una simple tos para provocar una estampida de quienes están a su alrededor, siempre hombres y mujeres caucásicos.
Por ejemplo, apurado para evitar una larga fila de personas que están por comprar café, lo usa en beneficio propio. Tose e inmediatamente llega al primer lugar. El remate mantiene el tono burlón del relato: el hombre llega a su asiento del cine con su balde de pochoclo y genera desconfianza. Pero no llega a toser… Porque alguien más lo hace, una chica en otra parte de la platea. El efecto es el mismo: el resto sale corriendo. El hombre mira sorprendido. La chica lo detecta y cómplice, le guiña el ojo.
Michael Tow es un actor estadounidense con ascendencia oriental, participó en películas como R.I.P.D. Departamento de Policía Mortal y Slender Man), también en series como La ley y el orden. Teja Arboleda también es estadounidense, con ascendencia latina; es productor y realizador de documentales, entre ellos Crossing the Line: Multiracial Comedians sobre actores de stand up que abordan con humor su origen racial y Model Minority: Do the Math, sobre el rendimiento académico de estudiantes de origen asiático en colegios de los Estados Unidos.
Juntos fundaron la productora Tow-Arboleda Films, y se describen a sí mismos como “narradores con conciencia social y crítica, comprometidos a marcar la diferencia a través de la realización de películas de alto impacto”. La descripción del corto ayuda a entender sus intenciones: “los asiáticos y los asiático-americanos están siendo atacados y hostigados, a medida que la retórica anti-asiática se esparce y los medios de comunicación como respuesta al Coronavirus. En todas las noticias, hay reportes de asiáticos – particularmente chinos-, que están siendo abusados mental y físicamente. Un hombre asiático en Australia murió de un ataque al corazón cuando los transeúntes no acudieron en su ayuda, porque temían falsamente que él tuviera el Coronavirus”.
Fuente: Infobae