El príncipe Enrique de Inglaterra y su esposa, Meghan, ponen fin oficialmente este martes a sus funciones como miembros de la realeza británica, aunque ya iniciaron una controvertida nueva vida en Estados Unidos en plena pandemia mundial de coronavirus.
El presidente Donald Trump no tardó en subrayar que no pensaba financiar su protección. Y el diario británico The Times denunció en un editorial la indiferencia de la pareja ante la crisis que viven los británicos por el covid-19.
Enrique, de 35 años, sexto en el orden sucesorio, y Meghan, de 38, dejarán el miércoles de ser miembros activos de la familia real, menos de tres meses después de que hicieran tambalearse los pilares de la institución al anunciar que querían abandonar sus obligaciones.
A partir de ahora no podrán utilizar sus títulos de altezas reales ni representar oficialmente a la reina.
Tras haber pasado un tiempo en Canadá, la pareja se mudó la semana pasada a California, donde la exactriz estadounidense tiene una buena agenda de contactos y donde vive su madre, Doria. Según el diario The Sun, el matrimonio se dio prisa en refugiarse en Los Ángeles antes de que cerraran las fronteras entre Canadá y Estados Unidos.
Los duques de Sussex afirmaron el lunes en Instagram que estaban esforzándose por «contribuir de la mejor manera» a la lucha contra la pandemia.
«Quizá ustedes ya no lo vean aquí, pero nuestras actividades continúan», afirmaron, al anunciar que dejaban de utilizar su cuenta oficial @sussexroyal, seguida por 11 millones de usuarios.
Pero The Times criticó estas prisas denunciando que hayan «elegido este momento para mostrar su riqueza y la libertad que esta puede comprar» y la escritora especializada en la familia real británica Penny Junor consideró que pueden contribuir al desapego de los británicos.
Ahora serán la reina Isabel II, su hijo Carlos y su nieto Guillermo quienes lideren al país en estos tiempos difíciles, señala Junor.
«Es un gran estímulo para la moral tener un mensaje de la reina o de Guillermo y ver a los hijos de este aplaudir a los trabajadores sanitarios, es importante», afirma.
«En esto consiste precisamente la familia real y aquellos miembros que se quedan ahora al margen serán bastante irrelevantes», agrega, subrayando que el príncipe Carlos, de 71 años, vivió la crisis en primera persona al dar positivo al covid-19 y permanecer en una cuarentena que según el palacio terminó el lunes.
– «Hipocresía» –
El príncipe Enrique denunció en muchas ocasiones la presión implacable de los medios sobre la pareja, de la que también fue víctima su madre, la princesa Diana, fallecida en un accidente de automóvil en 1997 mientras era perseguida por los paparazzi.
Ese fue el principal argumento que esgrimieron para justificar su retirada, afirmando que querían tener una vida tranquila junto a su hijo, Archie, que festejará su primer cumpleaños en mayo.
Su boda, en 2018, había despertado una cierta esperanza de modernización en una monarquía encorsetada con la llegada de Meghan, divorciada, mestiza, estadounidense y actriz.
Ahora, su mudanza a Los Ángeles, corazón de la industria del cine y el espectáculo, ha hecho rechinar los dientes. Pues, lejos de alejarse de la presión mediática, «eligieron instalarse en Hollywood y plantar ahí las bases de sus nuevas carreras lucrativas, no alejados de los proyectores, sino más bien, en medio de ellos», señalaba The Times.
Disney anunció la semana pasada que la duquesa de Sussex había prestado su voz a un documental dedicado a la vida de una familia de elefantes de África, cuyo estreno está previsto el 3 de abril.
Como ya no reciben dinero público, los dos treintañeros son libres de firmar contratos comerciales y de sacar provecho de su fama.
Aunque Meghan haya puesto su voz al filme de Disneynature a cambio de una donación a una asociación para la protección de los elefantes, la prensa británica no dudó en criticar este primer trabajo y denunció la «hipocresía» de la pareja que, según The Times, «aprovecha el estatus real» sin asumir las obligaciones que conlleva.
Otro tema que causó polémica son sus gastos de seguridad.
«Estados Unidos no pagará por su protección», tuiteó Trump, «¡deben pagar ellos!». Una cuestión que ya generó malestar durante su estancia en Canadá.
Esta vez, Enrique y Meghan aseguraron que «previeron sistemas de seguridad financiados con medios privados», según su portavoz.
Y si el sueño americano no está finalmente a la altura de sus expectativas tal vez la pareja pueda retornar a su vida de antes, pues el acuerdo alcanzado con la familia real será reexaminado dentro de un año.
Fuente: AFP