El confinamiento y el distanciamiento social parecen haber ayudado a disminuir la propagación del coronavirus de persona a persona en Seattle, una de las ciudades más afectadas por la pandemia en Estados Unidos, según un estudio preliminar.
El Instituto para el Modelado de Enfermedades (IDM) analizó cifras oficiales en las zonas más afectadas por el coronavirus en el estado de Washington (noroeste), así como datos anónimos de Facebook para calcular el impacto del bloqueo.
Washington, donde se confirmó el primer caso en Estados Unidos, prohibió eventos masivos y cerró sus escuelas a principios de marzo.
Los datos de Salud Pública, incluidos casos positivos y negativos, así como fallecimientos por el virus, parecen indicar que «la epidemia ha disminuido» desde que entraron en vigor las medidas.
La tasa de reproducción de la enfermedad –el número de personas que un solo paciente infecta en promedio–, se redujo casi a la mitad, de 2,7 a finales de febrero a 1,4 para el 18 de marzo.
«Aunque hemos hecho grandes progresos, nuestro progreso es precario e insuficiente», dijo este lunes Daniel Klein, uno de los líderes del estudio.
La tasa de reproducción debe ser inferior a 1 para que la pandemia disminuya, precisaron los autores.
Los datos de localización de Facebook mostraron por su parte «un persistente declive en la movilidad» y «una fuerte evidencia de que la gente se ha estado quedando en casa» desde entonces, según el informe.
La orden de permanecer en casa impuesta por el estado fue «oportuna y necesaria» pero debe mantenerse pues «es necesario avanzar más», indicó el informe, aclarando que el modelo se basaba en una pequeña cantidad de datos y contenía una incertidumbre considerable.
«Estamos viendo un efecto positivo del distanciamiento social y otras medidas que hemos puesto en marcha, aunque sigue habiendo un número significativo de casos y muertes», dijo el director de salud del condado de King, Jeff Duchin.
Las autoridades reportaron este lunes 2.330 nuevos casos positivos con 150 muertes en este condado que abarca Seattle.
«La amenaza de un rebote que pueda abrumar nuestro sistema de salud sigue latente y seguirá existiendo si bajamos la guardia demasiado pronto», subrayó Duchin.