El nuevo coronavirus y el confinamiento han dejado sin procesiones de Semana Santa a los pueblos y ciudades de España, pero los fieles lo sobrellevan en casa con ayuda de la tecnología y de alguna que otra ocurrencia insólita.
Las procesiones, una tradición popular muy poderosa desde la Contrarreforma católica de los siglos XVI y XVII, se han trasladado a las redes sociales para que los creyentes puedan revivir la Pasión de Jesús.
«Todos los días, a la hora de cada una de las procesiones, ponemos en todas las redes sociales de la Junta de Semana Santa las imágenes que iban a procesionar. Y en el canal de Youtube, ponemos una procesión del año anterior», explica a AFP José Adrián Cornejo, presidente de la junta de hermandades de Salamanca.
La única manifestación externa visible estos días son las saetas, cantos individuales a capella desde los balcones en honor de cristos y vírgenes, y muy practicados en Andalucía.
Si se escribe en el motor de búsqueda de Youtube «saetas del confinamiento» pueden encontrarse diversas interpretaciones, como las de la adolescente cordobesa María Cáceres desde su engalanado balcón, o la del sevillano Álex Ortiz, que le canta a la Virgen en esta «triste primavera» en la que «no hay tambores ni cornetas».
En Sevilla, donde las cofradías no salieron por primera vez desde 1933, Pablo Murillo, católico practicante y padre de cuatro hijos, dice estar viviendo las fiestas «con más recogimento».
El Domingo de Ramos debía salir en procesión con sus hijos en la hermandad de La Paz, con capirote y túnica blanca.
No pudieron hacerlo, y para compensar, escuchan en casa las tradicionales «marchas», las melodías con que las bandas de viento y percusión acompañan en las calles las imágenes.
«Mi hijo mayor de 12 años pone el altavoz en el cuarto de baño, y se ducha con marchas de Semana Santa», cuenta divertido.
El placer es colectivo, ya que en su barrio, pegado al mayor hospital de la ciudad, los vecinos han tomado la costumbre estos días de poner marchas a todo volumen tras el aplauso en las ventanas al personal sanitario, a las ocho de la tarde.
– Papel higiénico a modo de imagen –
Las ocurrencias colectivas han dado lugar a situaciones divertidas, y a otras criticadas por vulnerar la estricta restricción de movimientos vigente desde el 14 de marzo, según pudo verse en las televisiones locales.
En La Puerta de Segura, un pequeño pueblo andaluz, varias personas se saltaron el confinamiento para salir a la calle imitando una procesión, una de ellas con un tambor, y otra con una manta encima a modo de virgen dolorosa.
En otro pueblo cercano, Porcuna, salieron a la calle nueve mujeres vestidas de mantilla y portando velas, y en la ciudad castellana de Palencia, dos cofrades vestidos con túnica y capucha simularon una procesión llevando a modo de ‘imagen’ unos rollos de papel higiénico.
Echando mano de humor, dos coches de policía local desfilaron frente a la iglesia de la sevillana Hermandad de La O al modo de una procesión, aminorando el paso, acelerando levemente, y con música religiosa incluida. Otro tanto hizo un autobús, ganándose los aplausos de los vecinos.
«No nos queda otra que quedarnos aquí, ya nos daremos todos los abrazos del mundo», se escucha decir a un agente de policía.
– Solidaridad –
Muchas hermandades han querido también manifestar su solidaridad en uno de los países más golpeados por el coronavirus, con unos 15.000 muertos hasta la fecha.
En Valladolid, veinte hermandades donaron 1.000 euros cada una para «la adquisición de equipos de protección y suministros sanitarios urgentes», señaló el presidente de la junta local de cofradías, Isaías Martínez Iglesias.
En Sevilla, Pablo Alen, mayordomo de la Hermandad de la Carretería, cuenta que van a sufrir un perjuicio económico «relativamente grande», ya que no percibirán el donativo habitualmente abonado por los cofrades para procesionar cada Viernes Santo.
Explica que atienden varias obras caritativas, entre ellas un comedor social, y que a la vista de la situación financiera, van a «aplazar proyectos» de restauración de patrimonio en la hermandad «para atender necesidades» más perentorias.
«Hay gente que nos pide ayuda, que lo está pasando muy mal», y «frente a eso, no vas a echarle más plata al paso» donde va la Virgen.