Residentes en sectores contiguos a la autopista de San Isidro, en Santo Domingo Este, denunciaron que día a día libran una batalla para poder respirar por la humareda que arropa sus viviendas, fruto de la quema indiscriminada de árboles en sus alrededores.
Moradores en los residenciales Paseos del Este y Palmeras Oriental, ubicados en las proximidades del acueducto de la zona, indicaron que son los más afectados con esta práctica y temen el deterioro de la salud de la comunidad en momentos en que el país enfrenta la difícil situación por los efectos del coronavirus (COVID-19).
De acuerdo con las informaciones suministradas por representantes de las juntas de vecinos de dichos residenciales, la contaminación está perjudicando gravemente a sus residentes, principalmente a niños, personas mayores y, muy particularmente, a quienes padecen de problemas respiratorios, como asma.
Rafael Morel, de la Junta de Vecinos del Residencial Paseo del Este, hizo un llamado a las autoridades correspondientes a fin de que le pongan coto a la quema de árboles que se hace de manera regular cada día, a pesar de las constantes denuncias que han depositado en destacamento de la Policía Nacional del área.
“Hemos presentado la denuncia de manera formal ante las autoridades, pero hasta el momento no nos han puedo la más mínima atención. Demandamos de manera urgente que solucionen este grave problema de contaminación que afecta la salud de cientos de residentes en la zona”, expresó Morel.
Según informó, los residentes atribuyen las acciones indiscriminadas a personas que se han asentado de manera ilegal en terrenos que colindan dichos residenciales.
La gravedad es tal que, producto de los inconvenientes causados por la humareda, algunos propietarios de apartamentos afectados por alguna situación de salud se han visto precisados a abandonar sus hogares temporalmente y refugiarse en casa de algún familiar.
Desde que cae la tarde y durante toda la noche, los residenciales Paseo del Este y Palmeras Oriental se ven cubiertos del humo que cubre los alrededores ante la mirada de impotencia de las decenas de familias que los habitan y que en estos momentos se sienten desprotegidas.