La hambruna amenaza a unos 50 millones de personas en África del oeste debido al impacto de la pandemia de COVID-19, que se suma a los problemas de sequía y violencia en la región, advirtió el martes la oenegé Oxfam.
El número de personas en crisis alimentaria podría más que duplicarse en tres meses, hasta llegar a los 50 millones en agosto, frente a los 17 millones en junio, según Oxfam, que cita estimaciones de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO).
Tanto en las ciudades como en las zonas rurales, la población tiene problemas para acceder a los mercados alimentarios, y se enfrenta al inicio del aumento de los precios y a la poca disponibilidad de algunos productos básicos, como consecuencia del confinamiento o de los toques de queda impuestos, del cierre de las fronteras y de la falta de seguridad en ciertas zonas, añadió la organización.
En pocos días, en Burkina Faso, «el saco de 100 kg de mijo pasó de 16.000 a 19.000 FCFA, y el litro de aceite para cocinar casi duplicó el precio. Con el virus, además de la inseguridad, me pregunto cómo se vivirá este mes de ramadán este año», dijo Amadou Hamadoun Dicko, presidente de una asociación de defensa de la ganadería.
La crisis del coronavirus y la inseguridad en la región exacerba la amenaza de inestabilidad de los mercados y debilita la situación alimentaria, señaló la oenegé, reiterando las advertencias de Naciones Unidas.
En los países que atraviesan crisis humanitarias, el acceso a la comida es todavía más difícil: en Burkina Faso o Níger la ayuda humanitaria no consigue cubrir las necesidades de miles de desplazados. Los dispositivos de urgencia son más necesarios que nunca, alertó Oxfam.
Con el inicio de la temporada agrícola, los productores y agricultores también tienen problemas para acceder a las semillas y abonos de calidad.
La agricultura contribuye en un 30,5% a la economía de África del oeste y es la mayor fuente de ingresos y de medios de subsistencia del 70% a 80% de la población, sobre todo de las mujeres.