El aparente suicidio de una joven que participaba en una emisión de telerrealidad en Japón provocó una onda de choque y relanzó el debate en el país sobre medidas más severas contra el acoso por internet, del que era víctima.
Hana Kimura, de 22 años, fue una de los seis participantes de Terrace House, un programa de Netflix que se ha convertido en un éxito internacional, incluido en Japón.
Su muerte provocó la cancelación de la temporada en curso.
En este programa de televisión, en el que se filmaba a jóvenes solteros en un apartamento de lujo en Tokio, esta luchadora profesional de pelo rosa había captado rápidamente la atención de los espectadores.
Pero también se convirtió rápidamente en el blanco de torrentes de insultos en internet, con comentarios como «todo el mundo estará feliz cuando ya no estés».
Su muerte, anunciada el 23 de mayo, desencadenó una tormenta de reacciones de sus seguidores en las redes sociales, instando al gobierno a actuar de inmediato contra el ciberacoso.
Una petición en línea lanzada por un exatleta olímpico japonés también recogió varias decenas de miles de firmas, para exigir que las redes sociales y los proveedores de acceso a internet puedan ser considerados responsables si no cooperan en la lucha contra el acoso en línea.
El gobierno prometió actuar rápidamente, aunque las reformas legislativas en Japón suelen ser lentas.
Los parlamentarios dijeron esta semana que esperan encontrar «un consenso sobre la dirección a seguir» de aquí al otoño (boreal).