Desde que tenemos uso de razón, el número 666 ha estado relacionado directamente con el Diablo, de hecho, se le conoce como el número de la Bestia.
A lo largo de la historia nos hemos encontrado con películas o canciones que ayudan a arraigar esta creencia de mal agüero.
Y es que todo se desprende de un pasaje del Apocalipsis (capítulo 13, versículo 18): “Aquí hay sabiduría: El que tenga inteligencia, calcule el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis (666)”.
Pero, si ¿ese no fuera el número de la Bestia?
Las primeras dudas sobre ésto comenzaron cuando los textos escritos originalmente por Juan se traducen del griego.
Hay algunos textos del Apocalipsis encontrados en nuestros tiempos, el número de la Bestia sí corresponde al 666; pero hay otros más antiguos que sostienen que el real es el 616.
Un ejemplo de estos textos antiguos, es el Papiro 115, que forma parte de los Papiros de Oxirrinco. Éstos están escritos en latín y datan de los siglos I al VI. La mayor parte de ellos se encuentran en el Ashmolean Museum of Art and Archaeology de la Universidad de Oxford.
Éste indica claramente en griego que el número de la bestia NO es 666, sino el 616 (Chi, Iota, Sigma según las letras).
La pregunta aquí entonces sería ¿por qué fue sustituido?
El número de Dios
Algunos apuntan a una analogía con el 888, que es considerado como el número de Jesús, porque es la cifra que suman las letras de su nombre en griego.
Esta teoría compleja es la de la isopsefía, es decir, la práctica de sumar los valores numéricos de las letras de una palabra para formar una cifra.
Hay quien dice que dicho número pretendía designar al emperador Nerón, pues la suma de los caracteres hebreos Nero Cáesar da 666, pero en latín es frecuente sintetizar las expresiones y el nombre del emperador se resumía como Nro, que al pasarlo al hebreo da 616.
Con información de La brújula verde, Infobae y Planeta incógnito. Y escrito por Marisela Flores