Florida superó este lunes la barrera de los 100.000 casos de coronavirus luego de más de dos semanas registrando números récord, que afectan principalmente a los jóvenes en medio de la «erosión» al respeto de las medidas de prevención.
El lunes se registraron 2.926 casos adicionales en este estado del sureste de Estados Unidos, llevando la cifra total de infectados a 100.217, con 3.173 fallecidos, según el Departamento de Salud de Florida.
El gobernador republicano, Ron DeSantis, quien hasta la semana pasada adjudicaba el aumento de contagios a la mayor cantidad de test diarios, dijo por primera vez el sábado que esta razón por sí sola ya no justifica la escalada de infecciones.
«El número de personas con resultados positivos se está acelerando más rápido que eso», comentó a periodistas.
Aclaró que la edad mediana de infectados cayó de 60 a 37 años y que la mayoría de los nuevos casos son asintomáticos. También reconoció que el distanciamiento social entre los jóvenes se ha «erosionado» en Florida.
Las «curva» de muertes se ha mantenido estable, con 12 fallecidos el lunes, 17 el domingo y 40 el sábado.
Las autoridades locales tienen dificultades para hacer cumplir las normas de distanciamiento social en los comercios y las recomendaciones de usar mascarilla en los lugares cerrados.
En Florida el uso de mascarilla es recomendado, pero no obligatorio, si bien las municipalidades pueden emitir órdenes distintas.
La semana pasada, localidades como Orlando, Tampa y los cayos, en el Sur, ordenaron el uso de mascarillas. Estos últimos, bajo multa de 500 dólares a los renegados.
La cuarta parte de los infectados están en el condado de Miami-Dade, cuyo alcalde, Carlos Giménez, alienta a la población a denunciar a la policía a quienes incumplen la distancia social.
En tanto el alcalde de la ciudad de Miami, que forma parte del condado, dijo a CNN este lunes que la ciudad registra «un repunte tremendo de casos entre los jóvenes de 18 a 35».
«Todas las opciones están sobre la mesa», advirtió Francis Suárez. «Por ahora estamos tratando de hacer una estricta campaña para que se cumplan las normas».
En una situación sanitaria altamente politizada, donde llevar a o no llevar máscaras se ha convertido en una declaración política, el presidente Donald Trump dijo el sábado que quería que se hicieran menos test para que cayeran las cifras de contagios. Su campaña luego aclaró que su jefe bromeaba.