Después de saber el resultado de las próximas elecciones, los dominicanos manifestarán una variedad de efectos y condiciones que podrían ser positivas para unos o negativas para otros.
Un sector de la población tendrá euforia de felicidad por lograr éxito en su esperanzado deseo; más otros tendrán amargos sentimientos y frustración por no alcanzar o por perder en el sufragio electoral. De todos modos, es natural que detrás de toda conmoción como esta ocasión de excitación y activismo propios del período eleccionario, habrá agotamiento físico, extenuación emocional, pero también deseos de normalizar la vida tradicional.
Todos los miembros de la sociedad dominicana deben tener la condición de paz, tranquilidad, fraternidad y renovados ímpetus de seguir el desarrollo de la economía, salubridad, justicia, seguridad social, cultura general, integridad familiar, fraternidad, disfrutes de competencias atractivas … por ser un pueblo virtuoso de diáfana conciencia y sentimientos de valores.
No es previsible que los dominicanos tengan actitudes lesivas y violentas después del proceso electoral venidero. El clima del período histórico en que vivimos ha menguado los impulsos de desconocer la voluntad popular. Si hay alguna manifestación después de las elecciones, será pasiva y carente de actos impetuosos.
El pueblo tendrá aptitud positiva después de las elecciones, por tanto, se augura en todo el territorio, paz, tranquilidad, sobriedad, relajamiento y reactivación a las normativas de las acciones y funciones cotidianas. La historia de los últimos 60 años nos sirve para que se tenga tiempo de reflexión, tranquilidad mental y genuina compostura social.
La naturaleza ha creado y apropiado al ser humano con una serie de aptitudes, capacidades y razonamientos que son condiciones propias e ineludibles de la especie humana en todas sus vertientes. Ningún otro ser viviente tiene esa serie de especificaciones y habilidades.
Dadas las características de que goza el ente racial humano, que es la única especie creada que tiene alma espiritual y concepto de fuerzas misteriosas divinizadas, aunque no visibles, se le teme y se rinde adoración; pero al mismo tiempo se hacen experimentos científicos para entender y acomodar mejor la existencia en el mundo material.
El ser humano es la única entidad viviente que hace selección de sus líderes por elección grupal o por dominio de la fuerza; que se comunica por sonidos no vocales como tambores y trompetas y por símbolos escritos en jeroglíficos garabateados.
Entre otras condiciones que posean los humanos están la capacidad de razonar, sonreír en caso de felicidad o de satisfacción, o llorar en caso de dolor o pena. Hay otras áreas de capacidades que son particulares de los humanos, entre éstos. Con estas características inherentes por naturaleza en el pueblo dominicano, aquí habrá paz después de la tempestad de la algarabía electoral.
Por Telésforo Isaac Obispo emérito Iglesia Episcopal/Anglicana