La hipercolesterolemia no presenta síntomas ni signos físicos y su diagnóstico solo puede hacerse mediante un análisis de sangre; aunque los expertos han relacionado la recurrencia de ciertas señales con el desarrollo de colesterol alto.

Estas son algunas:



Inflamación y adormecimiento de las extremidades.

El colesterol alto disminuye el paso del oxígeno y los nutrientes hacia los músculos, por lo que es común que los lípidos acumulados impidan una circulación óptima.

Pesadez e indigestión.

Gracias a los descontroles en los niveles de colesterol malo la pesadez e indigestión se vuelven recurrentes.



Mareos y dolores de cabeza.

También es común la pérdida del equilibrio y las fuertes cefaleas tensionales.

Problemas visuales.

Según los expertos los pacientes suelen presentar un abultamiento amarillo en los ojos, irritación y visión borrosa.

Estreñimiento.

Las funciones digestivas se ven gravemente afectadas por la acumulación de lípidos en las arterias.

Dolor en el pecho.

La acumulación de grasas en las arterias dificulta el bombeo de la sangre y, por ende, pueden provocar hipertensión, apunta el portal Mejor con Salud.

Debilidad y fatiga.

El colesterol interviene en la circulación y el proceso de oxigenación celular, por lo que se produce un debilitamiento físico y mental.

Afecciones cutáneas.

Las manchas rojizas, inflamación y una incómoda sensación de picor son las más comunes.

Intolerancias alimenticias.

Puede ser un claro sinónimo de niveles altos de colesterol en la sangre.

Con información de Mundiario