«Hijo predilecto» de la reina Isabel II, el príncipe Andrés fue visto durante años como un playboy y militar valiente, pero su vida está salpicada de controversias y acabó cayendo en desgracia por su amistad con el fallecido Jeffrey Epstein.

El Duque de York, de 60 años, héroe de la guerra de las Malvinas (1982) en la que luchó a los 22 años como piloto de helicóptero, vio su reputación comprometida y ahora corre el riesgo de enfrentarse a un nuevo alud de revelaciones y acusaciones.



En el punto de mira por su relación con el financiero estadounidense quien, acusado de explotar sexualmente a niñas menores de edad durante años se suicidó en prisión, Andrés vio como la detención el jueves de la británica Ghislaine Maxwell volvía a sacar su nombre a la luz: los investigadores estadounidenses insisten en interrogarlo.

Maxwell fue inculpada por tráfico de menores, acusada de reclutar a jóvenes víctimas de abusos sexuales por parte de Eptsein, de quien era compañera y colaboradora cercana.



En documentos judiciales publicados en agosto de 2019, una mujer, Virginia Roberts, afirmó que fue coaccionada por Eptsein para mantener relaciones sexuales con el príncipe Andrés cuando ella tenía 17 años.

El duque de York siempre ha negado estas acusaciones y trató de defenderse en noviembre en una entrevista televisada con la BBC que se convirtió en un verdadero fiasco.

El príncipe, octavo en el orden de sucesión al trono británico, se mostró arrogante y carente de compasión por las presuntas víctimas de Epstein.

Ante la polémica provocada, anunció finalmente que se retiraba de la vida pública, una decisión humillante y rarísima para un miembro de la familia real.

– Amistades peligrosas –

Nacido el 19 de febrero de 1960 en el Palacio de Buckingham, diez años después que su hermana, la princesa Ana, Andrés es el tercer hijo de la reina Isabel II y del príncipe Felipe. Niño fácil y lleno de entusiasmo, se dice que es el «hijo predilecto» de la monarca.

En su juventud fue uno de los solteros más codiciados y multiplicó las conquistas antes de casarse, en 1986, con Sara Ferguson. La reina le concedió el título de duque de York.

Dos hijas nacieron de esa unión, las princesas Beatriz (1988) y Eugenia (1990), pero el matrimonio no duró.

A pesar de su divorcio, en 1996, Andrés y Sara afirmaron seguir siendo «los mejores amigos del mundo» y la duquesa recientemente salió en su defensa.

Tras su separación, el príncipe Andrés fue visto junto a mujeres con los pechos descubiertos de vacaciones en Tailandia o participando en una fiesta sobre el tema «prostitutas y proxenetas» en Estados Unidos junto a Ghislaine Maxwell.

Después de 22 años en la Armada, el duque de York se convirtió en el representante especial del Reino Unido para el comercio internacional, pero fue sumamente criticado por sus elevados gastos a expensas de los contribuyentes.

Sus relaciones con el yerno del expresidente tunecino Ben Ali, el hijo del difunto dictador libio Muamar Gadafi y un sulfuroso multimillonario kazajo ya eran vistas con malos ojos, pero en 2011 salieron a la luz sus vínculos con Epstein, condenado en 2008 por conducir a las niñas a prostituirse.

Una foto muestra al príncipe Andrés abrazando a una jovencísima Virginia Roberts, en otra se lo ve paseando por Central Park con Epstein, en diciembre de 2010, un año después de su puesta en libertad.

Esta relación fue «imprudente» reconoció el príncipe en noviembre. Pero unos días antes, durante una entrevista televisada, explicó que el financiero le había permitido conocer a gente interesante.

En palabras aún más torpes, el duque de York juzgó simplemente «inapropiado» el comportamiento de su amigo.

Muy discreto desde que se retiró de la vida pública, ha aparecido unas cuantas veces junto a su madre y fue fotografiado envolviendo magdalenas para un hospicio con Sarah Ferguson durante el confinamiento.