Antes de estar en boca de todos por el romance que mantuvo con August Alsina durante una breve separación de su marido Will Smith que no trascendió públicamente, Jada Pinkett Smith solía acaparar titulares por el impresionante físico que luce a sus 48 años, y que resulta ser en gran parte cuestión de genética.

No nos estamos refiriendo a su hija Willow, que es considerada un icono de estilo entre las nuevas generaciones, sino a su madre Adrienne Banfield-Jones.



La mujer de 66 años se ha dado a conocer ante el gran público al participar en varios episodios del programa Red Table Talk que su famosa hija graba para Facebook y en el que recientemente se sinceró acerca de sus antiguos problemas matrimoniales.

Esta carrera tardía en el mundo del entretenimiento como colaboradora de Jada le ha ayudado a aumentar su popularidad en las redes sociales y este fin de semana ha logrado sorprender a sus más de 200.000 seguidores al compartir un selfie frente al espejo presumiendo de unos abdominales que ya los querrían para sí mujeres con la mitad de su edad.



Con información de Quién