Los neumáticos son el único punto de contacto del vehículo con el asfalto, por lo que es muy importante que estén en perfecto estado para circular con seguridad. A pesar de ser un elemento clave, en demasiadas ocasiones existe una dejadez en su mantenimiento, lo que incrementa el riesgo de sufrir un accidente de tráfico.
Por ejemplo, si el dibujo de la cubierta tiene una profundidad inferior a la recomendada, en caso de lluvia, el neumático es incapaz de drenar el agua adecuadamente y esto favorece la aparición del peligroso aquaplanning, un fenómeno de conducción en el que el coche pierde el contacto con el pavimento y empieza a flotar sin responder a la dirección, los frenos e incluso al acelerador. En este punto, las ruedas surfean en lugar de traccionar y se puede llegar a perder el control del coche.
La normativa establece que el dibujo debe tener una profundidad mínima de 1,6 milímetros, aunque lo más recomendable es que la cifra no baje de los 3 mm. ¿Pero cómo podemos comprobar el desgaste de los neumáticos de nuestro vehículo si no disponemos de un medidor específico? La Guardia Civil ha facilitado un truco muy sencillo, que solo requiere tener una moneda de 1 euro. Según ha explicado en sus redes sociales, simplemente hay que colocar la moneda en la ranura y observar qué parte se introduce. “Si ves la parte dorada, debes cambiarlo”, aseguran en su publicación.
Este sistema de comprobación tan fácil resulta práctico y se puede realizar en cualquier momento y en cualquier lugar. Aunque los neumáticos deben estar en perfecto estado siempre, se hace especialmente necesario revisarlos antes de realizar desplazamientos largos, como los que habitualmente se llevan a cabo durante el verano. Cabe señalar que también hay que mirar otros aspectos más allá de la profundidad de la escultura.
Por ejemplo, conviene realizar un chequeo visual para asegurarnos de que no hay bultos, cortes o grietas que puedan favorecer un reventón durante la marcha. Aunque los neumáticos carecen de una fecha de caducidad oficial, deberían cambiarse antes de los diez años, independientemente de los kilómetros que hayan rodado o de la apariencia que tengan. Para saber su antigüedad solo hay que leer el flanco. Allí aparece la fecha de fabricación.
Por último, es importante comprobar la presión –incluso de la rueda de repuesto-, que debe corresponder con la recomendada por el fabricante. Esta operación conviene realizarla una vez al mes. La medición debe llevarse a cabo en frío, es decir, cuando el vehículo apenas ha circulado.
Llevar las ruedas en malas condiciones no solo tiene consecuencias en la seguridad, sino que también afecta al nivel confort en marcha y al consumo de combustible
Llevar las ruedas en malas condiciones no solo tiene consecuencias en la seguridad, sino que también afecta al nivel confort en marcha y al consumo de combustible. El tema de la seguridad ya lo hemos abordado anteriormente, por lo que nos queda hablar de los otros dos aspectos en los que interfiere directamente.
A nivel de confort de marcha, los neumáticos –obviamente, junto con el sistema de amortiguación- juegan un papel clave en la absorción de las irregularidades del piso, que acaban trasladándose al interior del habitáculo. Asimismo, interfieren en la rumorosidad que llega al interior. De hecho, la etiqueta de los neumáticos tiene un apartado en el que indica el ruido que realiza la banda de rodadura.
Por último, cabe señalar que los neumáticos afectan en el gasto de combustible. Es conveniente elegir el producto más adecuado a la conducción que se vaya a llevar a cabo mayoritariamente. Por ejemplo, quienes circulan por ciudad, con continuas paradas y arranques que exigen mucho al neumático, es conveniente que escojan unos de mayor duración y con baja resistencia a la rodadura para a contener el consumo.
Para recorridos por carretera y autopista, mejor calzar productos que mantengan bien la velocidad, ofrezcan un elevado nivel de adherencia, consigan la mínima distancia de frenado en mojado y garanticen un buen confort de marcha en cuanto a vibraciones y ruido. A partir de aquí, independientemente del calzado elegido, es necesario llevar a cabo un mantenimiento adecuado.
Visto en La Vanguardia