De todas las enfermedades que hay en el mundo incluyendo el coronavirus, no existe una más odiada que el cáncer. Durante siglos la hemos visto arrebatando sonrisas y aún no hay una cura para esta terrible enfermedad.
Por suerte en muchas ocasiones con los tratamientos las personas logran dejar atrás esta situación, pero el problema siguen siendo los efectos secundarios.
Uno de ellos es la pérdida capilar, algo un poco molesto cuando de autoestima se trata pues a nadie le gusta ser calvo a la fuerza. Por suerte Dana McSwain tiene unas excelentes amigas, todas dispuestas a cortarse algo de cabello por ella.
A sus 36 años esta mujer oriunda de Charlotte, Carolina del Norte descubrió que tenía cáncer de seno algo que no imaginaba posible pues no tenía antecedentes en su familia y aunado a eso tenía mutación del gen BRCA2.
«Fue un completo shock. No es solo que tienes cáncer en etapa 2, es que tienes cáncer en etapa 2 con esta mutación genética que te hace susceptible a más cánceres. Es una batalla por el resto de mi vida». -Dana McSwain
De inmediato comenzó con el tratamiento de quimioterapia y con eso claramente vino la pérdida del cabello a la que ella tanto temía.
«Aceptas el diagnóstico de cáncer y pasas al siguiente paso. Así que ahora he aceptado el cáncer y me preparé para someterme a la quimioterapia, lo que significa perder el cabello. Como mujer, es posible que tu cabello no te define, pero te distingue. Siempre he tenido cabello largo y comencé a llorar eso incluso antes de que desapareciera». -Dana McSwain
Para ella esto fue algo traumante por lo que decidió afeitar su cabeza y comenzar la búsqueda de una peluca que se ajustara a sus gustos. Cada vez que se probaba alguna no le gustaba, sentía que no era ella y no le funcionaba contó a Good Morning America.
Por suerte encontró en Facebook a un grupo de amigas dispuestas a hacer algo sobre su desesperación, por lo que cinco mujeres y una niña de 7 años donaron su cabello con una tarjeta de aliento. Todas ellas se organizaron y no solo cortaron su cabello sino que armaron la peluca y se la entregaron.
La sensación era completamente distinta al cabello sintético que había probado antes, estaba muy feliz en esta ocasión y sentía que le ajustaba perfectamente.
La verdad es que sí porque no se trataba solamente de cabello sino también de un inmenso amor que rodeaba esa peluca. Eran muchas buenas intenciones unidas en una sola prenda que la haría lucir hermosa, pero también más fuerte.
Ahora ella siente que se parece a ella misma de nuevo, está muy feliz y con más fuerzas para seguir luchando en contra esta terrible enfermedad de la que seguramente se curará por completo.