En un boicot sin precedentes en protesta por el ataque policial contra el afroestadounidense Jacob Blake, los jugadores de la NBA se negaron a competir este miércoles forzando a la liga a suspender toda la jornada y poniendo en jaque la continuidad de la temporada.
Esta acción fue replicada en otros deportes con la suspensión de partidos de las Grandes Ligas de béisbol y la MLS y el aplazamiento de las semifinales del torneo de Cincinnati de tenis, de las que se retiró la tenista japonesa Naomi Osaka.
Indignados por el ataque a Blake, un nuevo episodio de brutalidad policial contra la población negra en Estados Unidos, los Milwaukee Bucks fueron los primeros en boicotear la jornada al no presentarse en la pista de Disney World para el quinto partido de su serie de primera ronda ante los Orlando Magic.
Esta negativa precipitó, en una reacción en cadena, que los otros equipos que debían jugar este miércoles también se plantaran, forzando el aplazamiento de los partidos entre los Houston Rockets y Oklahoma City Thunder y entre Los Angeles Lakers y Portland Trail Blazers.
Por la noche, todos los equipos se reunieron en Disney World para definir su posición sobre el futuro de los playoffs, que están programados para terminar a mediados de octubre.
En el encuentro, Los Angeles Lakers y los Clippers, grandes aspirantes al anillo de la NBA, fueron los únicos que votaron a favor de boicotear el resto de la temporada.
Al término de la reunión, de la que LeBron James se marchó antes del final, los jugadores se citaron para seguir conversando en la mañana del jueves coincidiendo con una conferencia convocada por el comisionado de la NBA, Adam Silver, con los propietarios de las franquicias.
«LeBron James dijo en la reunión que quiere que los propietarios (de los equipos) se involucren más y tomen medidas», dijo Shams Charania, periodista de The Athletic, sobre el encuentro, en el que también se valoraron las consecuencias económicas que tendría para los jugadores la cancelación.
– «Estamos hartos» –
Las protestas del miércoles son una dramática escalada en la lucha de la NBA en favor de la igualdad racial, intensificada desde el crimen del también afroestadounidense George Floyd por un policía blanco de Minneapolis en mayo.
Para encontrar un antecedente de estas acciones hay que remontarse a 1961 cuando Bill Russell, uno de los mejores jugadores de la historia, y varios compañeros afroestadounidenses de los Boston Celtics se negaron a disputar un partido de pretemporada en Lexington (Kentucky) después de que se les negara el servicio en un restaurante.
«Exigimos cambio. Estamos hartos de esto», escribió en Twitter LeBron James, poco después del plantón de los Bucks.
La rabia se expandió desde el lunes por Disney World con la difusión del vídeo en el que se observa cómo Jacob Blake fue perseguido por dos policías que lo balearon a quemarropa por la espalda cuando entraba a su camioneta ante la mirada de sus tres hijos.
El ataque a tiros contra Blake, que se encuentra hospitalizado, ocurrió el domingo en la localidad de Kenosha (Wisconsin), a unos 65 kilómetros de Milwaukee, sede de los Bucks.
«Nuestro foco hoy no podía estar en el básquetbol», dijeron los jugadores de los Bucks en una declaración leída a la prensa.
«Pedimos justicia por Jacob Blake y demandamos que los policías asuman la responsabilidad», leyó el base George Hill, que pidió a los legisladores estatales que tomen «medidas significativas» para asegurar la rendición de cuentas de la policía y la reforma judicial.
«Felicito a los jugadores de los Bucks por defender lo que creen, a entrenadores como Doc Rivers, y a la NBA y la WNBA por dar el ejemplo», escribió en Twitter el expresidente estadounidense Barack Obama.
– El tenis también para –
Antes de concentrarse a puerta cerrada en Disney World, los jugadores pactaron con la NBA que el final de temporada se dedicara a exigir cambios en favor de la igualdad racial y contra la brutalidad policial contra la población negra.
Desde el reinicio de los juegos el 31 de julio, los jugadores han llevado a cabo protestas diarias como hincar la rodilla en el suelo durante el himno estadounidense, cambiar sus nombres en las camisetas por mensajes sociales y exigir continuamente la detención de los responsables de casos de agresiones policiales.
Pero en las últimas semanas venía creciendo la frustración entre jugadores con la falta de resultados que perciben de sus reclamos.
«Vinimos aquí por una razón, usar nuestra plataforma para mandar un mensaje», dijo el camerunés Pascal Siakam, de los Raptors. «Pero parece que estamos atascados, que las cosas no están cambiando».
El boicot de la NBA recibió apoyo parcial en otras competiciones deportivas como las Grandes Ligas de béisbol, donde se suspendieron tres de los 15 partidos de la jornada, y la MLS, donde se aplazaron cinco de seis juegos.
El torneo de Cincinnati, en el que compite Novak Djokovic, aplazó sus semifinales del jueves hasta el viernes poco después de que la japonesa Naomi Osaka dijera que no disputará la eliminatoria.
«Antes que deportista, soy una mujer negra. Y como mujer negra siento que hay asuntos mucho más importantes que necesitan inmediata atención, antes que verme a mí jugar tenis», afirmó Osaka, ganadora de dos torneos de Grand Slam.