Por Willians De Jesús Salvador: La sociedad global de su era más ilustrada y progresista transita hacia una enorme crisis de la civilización humana. ¿Que razón tiene una guerra comercial cuando se precipitan los mercados, aumenta el desempleo y se asoma una crisis económica global como consecuencia de la pandemia por coronavirus? Es una herramienta de campaña electoral para desviar la atención de los votantes norteamericanos, para despertar el sentimiento nacionalista, aunque pasadas las elecciones se le eche agua al vino, porque en las actuales circunstancias es improcedente sostener un pulso con la China Imperial del siglo XX1.
En el último cuarto de siglo la humanidad había logrado grandes cambios, por ejemplo para finales del año 2015, se habían obtenido logros trascendentales, a nivel de las economías emergentes, se experimentó una caída histórica en la pobreza, y los gobiernos crearon conciencia de la importancia de rubricar un acuerdo sobre cambio climático y los índices de mortalidad materna e infantil, se precipitaron hacia abajo en niveles sin precedentes.
Para ilustrar con cifras lo antes expuesto la Tasa de pobreza mundial cae por debajo del 10 % y el porcentaje de la población mundial que vive en pobreza extrema descendió del 37,1 % en 1990 a un mínimo histórico de 9,6 % en 2015.
Las crisis económicas a nivel global, no son nada nuevo, hay precedentes que han impactado el desarrollo de la humanidad y la han sumido en una pobreza extrema, sin embargo las naciones han salido más fortalecidas, obvio aplicando políticas de shock que han implicado una transformación del modo de producción, redistribución de la riqueza y políticas solidarias a los países más deprimidos.
Las pandemias también han sido parte del ciclo completo de la humanidad, las cuales siempre producen una merma de la población mundial brutal, y no obstante han sido superadas, y es como si la manecilla del reloj empezara a girar y el mundo retorna a una nueva dinámica. Por ejemplo, para el 1918 la pandemia denominada influenza española produjo más de 675 mil fallecimientos, y la economía norteamericana pasó de ese túnel de la muerte a los llamados años felices, “los años de la década del 1920 al 30”, motivos de esa prosperidad que EE.UU emergía como una gran nación industrial después de la Primera Guerra Mundial, a tal grado que en 1918 el PIB real creció un 9.0 % .
Cuales son las diferencias y realidades que se derivan de la pandemia del Covid-19, en primer lugar es indiscutible que los niveles de producción de las economías que encabezaban el pelotón de los mercados globales, se han desacelerado y hay una caída brutal de las manufacturas mundiales, la pandemia ha inmovilizado el capital humano, esto hace que se aceleren los mecanismos para desarrollar nuevas tecnologías para la potenciación de la producción mundial e influir en cambios de hábitos y estilos de vida, mientras esos cambios se producen, la crisis económica y financiera destruye economías de países en todas las latitudes del mundo.
Esta suerte de anatema para la humanidad coincide con la determinación política del presidente de los EE.UU, Donald J. Trump de retomar la Guerra Comercial y Tecnológica contra la República Popular de China, mientras crece la incertidumbre en los mercados globales y la crisis sanitaria de manera inverosímil forma parte del enfrentamiento contra China, mientras la humanidad contempla impávida la suerte de millones que se contagian con una alta mortalidad, y los países de economías más frágiles ya están aumentando su índice de pobreza, y, se ven en la obligación de recurrir a la emisión de Bonos Soberanos para equilibrar su presupuesto, si no hay una vacuna a corto tiempo transitamos hacia la hipoteca de los países en vía de desarrollo.
Es que la situación financiera mundial y sus perspectivas a corto plazo, han cambiado drásticamente desde el inicio de la pandemia por Covid-19, basta echar una mirada al informe del Banco Mundial “Primer estudio integral sobre los desafíos y las oportunidades para reactivar el aumento de la productividad” 14 de julio de 2020, establece : “…El informe, el primero de su tipo, se basa en un conjunto integral de datos que abarca 35 economías avanzadas y 129 economías de mercados emergentes y en desarrollo. En él se establece que los factores que han estimulado el aumento de la productividad, como el crecimiento de la población en edad laboral, los logros académicos y el aumento de las cadenas de valor mundiales, han desaparecido o han retrocedido desde la crisis financiera internacional de 2007?09. Se señala, además, que el colapso del comercio mundial y las interrupciones en las cadenas de suministro mundiales durante la actual pandemia, de prolongarse, podrían ser especialmente perjudiciales para las perspectivas de aumento de la productividad en las economías de mercados emergentes y en desarrollo.”
“Incluso antes de la pandemia de COVID-19, se registraba una desaceleración de base amplia del aumento de la productividad”, sostuvo Ayhan Kose, director del Grupo de Perspectivas del Banco Mundial. “Esto indica que todo paquete de políticas para reactivar el aumento de la productividad debe tener una base amplia similar. Un paquete integral de políticas debería estimular las inversiones en capital humano y capital físico, promover la reasignación de recursos a sectores más productivos, fomentar la adopción de tecnologías y la innovación y propiciar un entorno institucional y macroeconómico acertado”.
Estados Unidos de América está inmerso en una campaña electoral, el Partido Republicano postula al presidente Trump a la reelección y el Partido Demócrata postula al ex vicepresidente Biden para intentar desplazarlo, el manejo de la pandemia Covid-19
es el epicentro de la batalla electoral, y el candidato republicano le agrega una fuerte dosis de populismo y continúa su guerra comercial contra china, para buscar una temática que una al electorado en torno a un objetivo que es un espejismo, porque el déficit de la balanza comercial entre las naciones es un asunto de producción industrial y de ofertas, demanda de los mercados y tratados comerciales. Los mercados no se imponen a la fuerza, salvo cuando un país derrota al otro por medio de la guerra, verbigracia los resultados de la Segunda Guerra Mundial, que los aliados impusieron las reglas de juego en todos los órdenes a una Alemania vencida.
Ahora vamos al asunto fundamental, ¿La pandemia, cómo impactará en el proceso electoral de los EE.UU.?
Estados Unidos ha sido golpeado rudamente por la pandemia del Covid-19, al día 6 de septiembre las cifras son realmente alarmante, 6.26 millones de casos y 188 mil fallecidos, y las expectativas no son buenas , los números seguirán en ascensos, ya que cuando observamos los diferentes Estados continúan registrando incrementos en sus cifras.
La psicología colectiva, sobre todo los ciudadanos insatisfechos por el manejo de la crisis sanitaria, y otros que tienen la tendencia de culpar a los gobernantes de todos sus males, culpan al presidente Donald Trump por la incapacidad de contener la expansión del contagio, y este el manejo culpando a la OMS de la falta de información oportuna e incriminando a China como responsable de la aparición del virus. La sociedad norteamericana no le ha seguido el juego, y ha percibido la falta de rigor epidemiológico y la incapacidad de unificar la sociedad estadounidense en un momento de crisis nacional, caracterizada por el aumento del desempleo, una crisis de confianza al observar como la politiquería irracional, juega con aspectos preventivos fundamentales como el uso de las mascarillas.
Puedo asegurarles por experiencia de las elecciones recién celebradas en República Dominicana, los votantes creen que los gobernantes son los responsables de los malos resultados de la pandemia, muy a pesar de los paquetes de compensaciones sociales y las oportunas respuestas sanitarias, votan contra el candidato oficialista, no voy a entrar en otras ponderaciones en el caso dominicano porque no es el asunto de fondo de este análisis .
El pueblo estadounidense tiene una cita en las urnas el próximo mes de noviembre, y las encuestas reflejan que la mayoría de los votantes están inclinados por el candidato demócrata, el ex vicepresidente Joe Biden, que significa la tradicional alternabilidad en la Casa Blanca, pero hay que advertir que el presidente y candidato republicano es un político rudo, y pudiera explotar manifiestas debilidades del candidato opositor, que obliguen a un voto reflexivo aun en contra de la íntima convicción ciudadana.
La estrategia republicana se enfocará en el debate electoral, el 29 de septiembre será el primer debate presidencial Trump y Biden, el cual se llevará a cabo en la ciudad de Cleveland, en el estado de Ohio, y cuyo moderador será Chris Wallace, anfitrión del programa FOX News Sunday. Este primer debate presidencial contará de seis segmentos de aproximadamente 15 minutos. Los temas que se tocarán los elegirá el propio Wallace una semana antes de que se lleve a cabo el debate. Ahí quedará despejada la incógnita si Joe Biden está en facultad de gobernar a la principal potencia del mundo, porque Trump prototipo de liderazgo disruptivo describe a alguien que no tiene miedo de sacudir las cosas para obtener los resultados necesario, que es despiadado con sus contrarios, ha roto la solemnidad del debate político, tiene una campaña feroz contra la salud mental de Joe Biden, y parte del electorado está dando crédito, pero al día de hoy Biden es el favorito en todas las encuestas realizadas.
La estrategia de Trump es que el electorado se convenza no cual posee mayores herramientas intelectuales, sino el menos senil. Biden tiene 77 años o el Donald Trump, 74 años, quien hizo alarde de en varias oportunidades entrevistas en la Fox sus “impresionantes” resultados al someterse a la Evaluación Cognitiva Montreal (MoCa), prueba diseñada para detectar el deterioro cognitivo, que se produce por demencia, alzheimer o esclerosis múltiple, esto es una forma de desviar el foco de atención del electorado del problema medular que es la pandemia por covid-19 y sus devastadores y fatídicos resultados a la sociedad estadounidense y apoderándose del debate trazando la ruta de la narrativa a seguir a los medios de comunicación favorables y contrarios descolocando la estrategia demócrata, concluyó con la afirmación que las encuestas favorecen a Biden y las dudas a Trump.
El autor es médico, diplomático y analista de política internacional, fue embajador dominicano en la República Federal de Alemania, República Checa, República de Polonia y Concurrente con la Federación Rusa