En un país como Estados Unidos, con personas de orígenes diversos, definir el mismo cobra relevancia. Pero también se torna complicado. Por un lado, por el tema de racionalizar a un sector de la población. Por otro, porque no queda claro el estándar definitivo para identificarse en uno u otro grupo. Por ejemplo, el caso de los hispanohablantes y los latinos.
Precisamente este tema lo profundiza el Pew Research Center, uno de los centros de investigación de datos más importantes en EEUU. Pero ellos parten de un premisa muy simple –que también sigue la Oficina del Censo estadounidense–.
“¿Quién es hispano? Cualquiera que diga que lo son. Y nadie que diga que no lo es”.
Entonces, solo considerando la idea que cada persona tiene de su origen tienen que, al primero de julio de 2019, había cerca de 60.6 millones de hispanos en ese país.
Una introducción rápida, de la misma Oficina del Censo, puede esclarecer esta duda.
-Emigré a Phoenix desde México. ¿Soy hispano?
-Mis padres se mudaron a Nueva York desde Puerto Rico. ¿Soy hispano?
-Mis abuelos nacieron en España pero yo crecí en California. ¿Soy hispano?
-Nací en Maryland y me casé con una inmigrante de El Salvador. ¿Soy hispano?
-Nací en Argentina pero crecí en Texas. No me considero hispano. ¿La Oficina del Censo me considera hispano?
A lo que, reiteran, la respuesta queda en ellos: “Lo eres si lo dices y no si dices que no lo eres”.
Pero, ¿cómo saben los hispanos que son hispanos y los latinos que son latinos?
Los términos “hispano” y “latino” se usan para definir un origen étnico.
“Hispanohablante” se refiere precisamente a las personas que tiene el español como lengua materna o propia, según indica la Real Academia Española.
Entonces esa palabra encierra a toda persona, sin importar país de origen, que hable el español. Es decir, los provenientes de España y América Latina, a excepción de Brasil, ya que en ese país se habla portugués.
Mientras que la definición de “latinoamericanos(as)”, la RAE la apunta como las personas que son naturales de Latinoamérica, del conjunto de los países americanos cuya lengua y cultura son prioritariamente latinas.
O dicho de otra manera, todos los países del continente americano de México para abajo. Entonces en ese término quedan excluidas las personas originarias de España, por ejemplo.
El Centro Pew Research indica también que, en el caso de EEUU, la autoidentificación hispana también varía entre generaciones de inmigrantes. Por ejemplo, casi todos aquellos que viven en ese país pero nacieron en alguno de América Latina, se identifican como hispanos. Y lo mismo con la segunda y tercera generación de su descendencia. Pero en la cuarta baja la cifra, solo la mitad de las personas con ascendencia hispana se identifican a sí mismas como hispanas.
Con todo esto tenemos que, en caso de que una persona sienta curiosidad de definirse en uno de estos términos puede contestar a estas preguntas:
¿Tengo el español como lengua materna?
Si es así, es suficiente para considerarse hispano, aunque sea proveniente de España.
¿Soy originario de algún país de América Latina?
Si es así, la persona puede considerarse latino, aunque no hable español.
¿Y si soy brasileño?
Latinoamericano sigue funcionando como el grupo de origen.
Pero es importante recordar que, la identidad latina o hispana está dirigida a las prácticas culturales propias del idioma o las tradiciones y costumbres, la historia de la cultura propia de cada persona. Para nada está relacionado con un elemento para segregar étnicamente o racionalizar a las personas. Y tampoco tiene relación con el color de piel.
Con información de Infobae