Los habitantes de Aberhosan, un pequeño pueblo galés de 400 habitantes, estaban hartos de ver cómo a las 7 de la mañana, todos los días, sus conexiones a internet se caían o se degradaban a límites insostenibles.
Los técnicos de la empresa de telecomunicaciones Openreach —cuya matriz es BT—, hartos a su vez de las quejas, persiguieron el problema durante 18 meses sin éxito, pero un buen día se les ocurrió usar una idea que resultó clave para resolver el misterio. La culpable del problema era una vieja televisión.
Espera, igual son las interferencias
Los técnicos no lograban encontrar la raíz del problema: cambiaron cables, repasaron configuraciones pero nada: no había forma de saber qué pasaba con esa degración o caída del servicio de internet en el pueblo y algunas comunidades vecinas.
Esas interferencias las causaba un viejo televisor de segunda mano en la casa de uno de los vecinos del pueblo. Lo encendía cada mañana religiosamente a las 7 de la mañana, lo que provocaba un fuerte impulso RF que acababa «tumbando» el servicio ADSL en todo el pueblo.
El vecino responsable del problema, que prefirió no ser identificado, se sentía abochornado por el problema, «e inmediatamente accedieron a apagar la TV y no volver a usarla jamás».
El caso parece realmente especial, pero no debe serlo tanto cuando hasta las operadoras avisan de ese tipo de interferencias en sus sitios web de soporte.
Adaptadores de corriente defectuosos, luces navideñas —¿se acuerdan?—, microondas o cables eléctricos cerca de las líneas telefónicas pueden ser algunos de los responsables de estos problemas.
Al final Openreach acabó llamando a un equipo especializado que analizó el problema con un analizador de espectro, un aparato con el que fueron de detectar unas interferencias muy especiales llamadas SHINE (Single High-Level Impulse Noise) que se producen al encender o apagar un dispositivo.
Con información de BBC