Con una actuación imponente de Bam Adebayo, los Miami Heat derrotaron este domingo por 125 a 113 a los Boston Celtics y pelearán por el anillo en la final contra Los Angeles Lakers que lidera su antigua estrella, LeBron James.
Para Miami, que no partía como favorito en estos playoffs, será su sexta final de la NBA y la primera desde la dolorosa marcha de LeBron James de Florida en 2014.
Los Heat finiquitaron el domingo por 4-2 la serie contra los Celtics con un espectacular último cuarto (37-27), liderados por un descomunal Bam Adebayo (32 puntos, 14 rebotes y 5 asistencias) y por Jimmy Butler (22 puntos).
Por los Celtics Jayson Tatum se despidió con 24 puntos y 11 asistencias y Jaylen Brown con 26 puntos y 8 rebotes.
Miami no aparecía en ninguno de los pronósticos después de no clasificar el año pasado a playoffs y terminar en la quinta posición de la Conferencia Este en esta temporada regular.
Pero en la sede «burbuja» de Disney World los Heat han asombrado a la NBA eliminando primero a los Indiana Pacers por un rotundo 4-0 y posteriormente a los Milwaukee Bucks de Giannis Antetokounmpo, grandes favoritos del Este, por 4-1.
Bajo la dirección de su presidente, el mítico Pat Riley, y el entrenador Erick Spoelstra, los Heat construyeron un equipo basado en la fuerza de su conjunto, un modelo completamente diferente al del ‘Big Three’ que formaban LeBron James, Dwyane Wade y Chris Bosh, que llevó a Miami a cuatro finales y a dos de los tres campeonatos de su historia (2012 y 2013).
«Este grupo ama competir más que nada», reconoció Spoelstra al recibir el título de campeones de la Conferencia Este. «Estamos agradecidos de esta oportunidad en la burbuja (…) Es un grupo especial».
Spoelstra, quien ha seguido dirigiendo al equipo desde la marcha de LeBron, pidió tiempo para disfrutar del logro antes de concentrarse en la final ante los Lakers, que el sábado finiquitaron su serie ante los Denver Nuggets por 4-1.
«Es una gran trama (jugar contra LeBron) pero queremos disfrutar de esto un poco porque es muy difícil de conseguir», afirmó.
– El «test Lebron James» –
Para Jimmy Butler, quien alcanzó su primera final tras relanzar su carrera en Miami, la «clave principal» para ganar un campeonato pasa siempre por batir a LeBron James.
«Ha sido así durante mucho tiempo: si quieres ganar, tienes que superar a un equipo liderado por LeBron James», reconoció. «Vas a tener el mismo test, una y otra vez hasta que lo pases. Y ese test es LeBron James».
Para Boston, en cambio, la derrota supuso mantener una ausencia de 10 años de las finales y arriesgarse a que los Lakers igualen su récord de 17 títulos de la NBA.
«Fueron el mejor equipo del Este y merecen representar al Este en la final», dijo el técnico de los Celtics, Brad Stevens, sobre los Heat.
«Son fuertes, son físicos, son duros y (Adebayo) en particular dominó ese último cuarto», señaló. «Incluso las jugadas en las que no anotó su presencia fue tan impactante».
– Adebayo arrasa Boston –
Miami y Boston volvieron a protagonizar un ajustado duelo que esta vez los Heat pudieron definir con claridad en el último cuarto, cuando los Celtics tiraron la toalla.
Los Heat se reagruparon en torno al poderoso pívot Bam Adebayo, quien saltó a la pista con una motivación extra después de haberse autoculpado de la derrota en el quinto partido, debido a su floja actuación ofensiva (13 puntos).
Al descanso, Adebayo ya sumaba 16 puntos y estaba apoyado por Jimmy Butler, quien este domingo asumió una mayor responsabilidad en ataque.
A la vuelta del vestuario, los Heat aceleraron la marcha y tomaron una ventaja de ocho puntos (82-74) con dos triples seguidos del veterano Andre Iguodala, que por primera vez tuvo un papel importante en la serie (15 puntos y 4 triples).
Los Celtics hicieron un último esfuerzo para forzar el séptimo partido y se llegaron a colocar por delante de nuevo 96-90, antes de que Adebayo y el novato Tyler Herro se unieran acabar con la resistencia de Boston con 10 puntos cada en el último cuarto.
Adebayo, de 23 años y que esta temporada jugó su primer All-Star, se rehízo con creces de la espina clavada del anterior partido, dominando el final del juego en ambos lados de la pista.
«No podía decepcionar a mis compañeros como hice en el partido anterior», afirmó el joven pívot sin mostrar temor al último gran reto que les espera.
«No hemos sido favoritos nunca», subrayó. «Se siente muy bien llegar a la cima sin ser favoritos».