La filmografía de Sean Connery es una de las más estimulantes del séptimo arte. Su gran olfato para escoger las producciones más adecuadas hace que su carrera esté repleta de obras maestras.

“007 contra el Doctor No” (1962) de Terence Young.

La película con la que empezó todo, la primera adaptación de las novelas de Ian Fleming y la presentación de Sean Connery como James Bond. En ella ya aparecen todos los elementos que forjan la serie, desde el dy martini -agitado y no revuelto- a las chicas Bond, en este caso la espectacular Ursula Andress. Un clásico que sigue siendo un título de referencia.



“El hombre que pudo reinar” (1975) de John Huston.

Una de las mejores películas de Huston y del género de aventuras, a partir de un relato de Kipling. Sean Connery y Michael Caine parecen tocados de gracia al ponerse en la piel de dos suboficiales británicos destacados en la India que tienen la loca idea de conquistar el reino de Kafiristán.

“Robin y Marian” (1976) de Richard Lester.

En las antípodas de la imagen del arquero encarnado por Errol Flynn, el Robin Hood interpretado por Sean Connery sigue teniendo ganas de aventuras, pero la edad ya se ha adueñado de él. Marian -inolvidable Audrey Hepburn- quiere que Robin asiente la cabeza. Una película triste y melancólica con dos actores de peso.



“El nombre de la rosa” (1986) de Jean-Jacques Annaud.

El visionario director francés Jean-Jacques Annaud vio las posibilidades cinematográficas de la novela de Umberto Eco mientras la leía. No lo dudó y convirtió el “best-seller” en una gran película que se apoya en la espectacular interpretación de Sean Connery como el monje de corte shelockhomiano William von Baskerville.

“Los Intoclables de Eliot Ness” (1987) de Brian de Palma.

La lucha del incorruptible Eliot Ness (Kevin Costner) contra Al Capone (Robert de Niro), dirigida por Brian de Palma a partir a de un guion de David Mamet y música de Ennio Morricone, solamente necesitaba de Sean Connery como el duro Jim Malone para ser totalmente perfecta. Su interpretación le valió el Oscar al Mejor Actor Secundario.