Aprender a cascar un huevo es un rito de iniciación culinario imprescindible para reposteros, estudiantes universitarios o para disfrutar de unos huevos fritos con patatas como Dios manda. Cuando lo haces bien, el caparazón se rompe rápido y de golpe, derramando todo el contenido líquido de forma súbita. Y cuando erras, la cáscara llegará al tazón y tus manos acabarán salpicadas de yema.
La ciencia ha elaborado una fórmula que es casi infalible para cascar bien un huevo, amparada en principios básicos de física y recogida por Popular Science. Para completar la grieta perfecta, necesita saber dónde realizarla y con qué fuerza. “Quieres iniciar una grieta en la parte más plana del huevo, que es el medio”, recomienda Volker Blum, científico de materiales de la Universidad de Duke.
Como todos los objetos, las cáscaras de huevo tienen puntos de ruptura o límites más allá de los cuales no pueden absorber más fuerza. Ese límite es más bajo donde el huevo es más débil: su centro. Eso es precisamente porque el área central es la más plana, según apunta Sinan Keten, ingeniero mecánico de la Universidad Northwestern. Por el contrario, la parte superior e inferior de un huevo son las más fuertes y, por lo tanto, las más difíciles de romper, porque tienen la mayor curvatura. Piense en una estructura redondeada en lugar de plana, como un puente arqueado.
El arco puede soportar una carga más pesada sin romperse porque distribuye ese peso de manera más uniforme. Como curiosidad, si sostienes un huevo entre dos dedos en cada polo y aprietas lo más fuerte que puedas, es muy poco probable que puedas aplicar la fuerza suficiente para romperlo. Eso es porque las curvas del caparazón distribuyen uniformemente la presión aplicada por tus manos.
Quedamos en que, por lo tanto, el punto óptimo para intentar agrietar el huevo es su zona central. La fractura debe ser lo suficientemente grande como para que entren tus pulgares. De acuerdo con la mecánica de fracturas, una vez que has creado una grieta en un objeto, esa grieta se expandirá solo ligeramente hasta que haya aplicado la cantidad de fuerza necesaria para que la rotura alcance algo llamado longitud crítica de la grieta. Una vez lograda, la grieta crecerá rápidamente siempre que esa fuerza se mantenga estable. Algo similar sucede cuando pasas por una superficie cubierta de hielo fino como un lago o estanque.
¿En qué se traduce esto? Para abrir con éxito un huevo después de romperlo, debes aplicar la fuerza necesaria en los bordes agrietados para que comiencen a expandirse y continúen haciéndolo. Sin embargo, no te pases con la fuerza, o de lo contrario provocarás la destrucción del caparazón.
Fuente | Popular Science