Francia confirmó este miércoles que aplicará un impuesto a las grandes empresas del sector digital en 2020, pese a las amenazas de Estados Unidos de aplicar en represalia aranceles sobre productos franceses.

«Las empresas sujetas a este impuesto recibieron una notificación fiscal para los pagos de 2020», indicó el ministerio francés de Economía en referencia a esta tasa que concierne a las grandes multinacionales de internet, los GAFA (Google, Amazon, Facebook, Apple), cuyos beneficios escapan a numerosas administraciones fiscales de todo el mundo.



Con esta decisión, Francia se expone a sanciones de Estados Unidos sobre productos franceses, como los quesos y los productos de belleza, por valor de 1.300 millones de dólares.

En julio de 2019, el parlamento francés aprobó un impuesto del 3% sobre el volumen de negocios de los gigantes digitales cuyos ingresos mundiales superen los 750 millones de euros, convirtiendo a Francia en pionera en la imposición de los grandes grupos digitales.



Washington considera que este impuesto es discriminatorio para las empresas estadounidenses.

París decidió tomar cartas en el asunto antes de la toma de funciones, el 20 de enero, del presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, más favorable al multilateralismo que el actual mandatario Donald Trump, pero no tomó a su aliado por sorpresa.

«Habíamos suspendido la recaudación del impuesto hasta que concluyeran las negociaciones de la OCDE. Estas negociaciones han fracasado, por lo que el próximo mes de diciembre impondremos un impuesto a los gigantes digitales», había advertido a mediados de octubre el ministro de Economía francés Bruno Le Maire.

Los dos aliados habían acordado una tregua para dar una oportunidad a las negociaciones lideradas por la OCDE para crear un impuesto global sobre las multinacionales. París congeló su impuesto y Washington se abstuvo de imponer sanciones.

Sin embargo, estas negociaciones fracasaron en octubre, haciendo nula la tregua.

– «Beneficios excesivos» –

No se trata de «hacer este impuesto en nuestro rincón», dijo a la AFP una fuente del ministerio francés. Aunque varios países europeos han adoptado o están en proceso de adoptar un impuesto similar, «seguimos apoyando la solución de la OCDE y queremos una solución europea a principios de 2021».

Sin embargo, el estancamiento de las negociaciones sobre el Plan Europeo de Recuperación preocupa a París, ya que cualquier decisión sobre la fiscalidad requiere la aprobación unánime de los 27 países de la UE, incluidos Holanda, Luxemburgo o Irlanda, a donde estos gigantes han transferido sus beneficios para pagar la menor cantidad de impuestos posible.

La decisión de Francia de recaudar este impuesto sin demora se explica también por el contexto de la lucha contra los efectos económicos de la pandemia de covid-19, que ya ha costado a las arcas del Estado 186.000 millones de euros (unos 221.000 millones de dólares) — 86.000 millones más de gastos y 100.000 millones menos de ingresos.

El gobierno francés necesita urgentemente encontrar maneras de llenar las arcas sin aumentar los impuestos como se ha comprometido a hacer.

Además, la llamada «tasa Google», que aportó a Francia 400 millones de euros (unos 476 millones de dólares) en 2019, parece tanto más justificado cuanto los GAFA parecen ser los grandes ganadores de la crisis de covid-19. Empezando por Amazon, que es el principal minorista en línea en Francia, y que aprovechó los dos confinamientos para aumentar sus ventas.

En este período delicado, se multiplican los informes que denuncian el costo de la optimización fiscal para las grandes empresas y el 1% de los más ricos del mundo.

Una pérdida fiscal para los Estados estimada en 427.000 millones de dólares al año por la Red de Justicia Fiscal con sede en Londres, equivalente al salario anual de 34 millones de enfermeras, según un informe publicado el viernes.

Esta red reclama un impuesto sobre los «beneficios excesivos de las grandes multinacionales» y, en particular, «de aquellas cuyos beneficios se dispararon durante la pandemia, mientras que las pequeñas empresas se vieron obligadas a cerrar».