Ayer el mundo entero se estremeció con la noticia del fallecimiento de Diego Armando Maradona a sus 60 años. Poco a poco los medios van recabando más datos sobre cómo se desencadenaron los hechos.
El único familiar que se encontraba en ese momento con él en su casa de Tigre, en Buenos Aires, era su sobrino, Johnny Espósito. Según relatan los medios, en la mañana de ayer, 25 de noviembre, Maradona se habría levantado para ver la televisión, aunque mostraba un aspecto más pálido de lo normal y estaba frío. En la misma mañana, sobre las 10:30h, fue atendido por su equipo médico, formado por un doctor, un enfermero, una psiquiatra y un psicólogo.
Tras tomar el desayuno expresó: «Me siento mal». Después volvería a su habitación para acostarse, pero los que le acompañaban en ese momento no se podían esperar que aquellas fueran sus últimas palabras.
Seis ambulancias llegaron al domicilio tras la llamada a urgencias de su médico, pero en ese momento el destino ya estaba escrito: Maradona había muerto.
Indica CARLOS MESA en proposa.com que a principios de mes saltaba la noticia de que Maradona había sido ingresado por «bajón anímico, cuadro de anemia y deshidratación». Más tarde, también fue operado de un hematoma subdural y en las últimas semanas le habrían diagnosticado un «un cuadro de abstinencia».
En ese momento, su médico personal, Leopoldo Luque, compartió una fotografía (que encabeza este artículo) que se convirtió en viral y no sentó nada bien a la familia de Maradona. Poco después pidió disculpas de manera pública, asegurando que «jamás tuve la intención de generar algún tipo de conflicto» con la imagen en la que aparecen los dos tras la última operación del que fuera futbolista.
«Ofrezco disculpas a quienes se sintieron ofendidos, criticaron o creyeron que la foto no era apropiada», afirma. Asegura que tomar la fotografía no fue una decisión suya, sino que «la foto fue consensuada con Diego». Una imagen con la que Luque quería demostrar que Maradona estaba «fantástico» tras la intervención.