Por Sunita Theiss. Cuando mi marido y yo teníamos dificultades para que yo quedara embarazada, yo tenía miedo de contárselo a alguien. No quería admitir que estábamos luchando, y actuaba como si la espera era intencional. Pero cada vez era más difícil ir a los baby showers, ver los anuncios de embarazo en las redes sociales y, a veces, incluso asistir a la iglesia los domingos.

Se me dificultaba ver crecer a todas las familias que me rodeaban, y a los padres empujando cochecitos a la iglesia o sosteniendo a sus bebés durante el servicio. Al notar mi ausencia unas pocas semanas seguidas, una amiga se acercó y me preguntó qué me estaba pasando. Con lágrimas en los ojos, confesé mi ansiedad y le dije cuanto estaba luchando. Prometió sentarse con mi esposo y conmigo en la iglesia la semana siguiente, y vino preparada con pañuelos de papel, una taza de café y una dona o rosquilla de una panadería local. Estoy tan agradecida por su atrevimiento –me sentí tan apreciada y amada. Muchas veces es difícil saber lo que en verdad está pasando en la vida de otra persona, a menos que uno se acerque a ella.



Piense en las personas con las que usted se encuentra con regularidad, ya sea en la iglesia, en el supermercado, e incluso en su vecindario. Las interacciones con estas personas son quizás amistosas y agradables, pero ¿con qué frecuencia llega usted a saber lo que sienten o las dificultades que puedan estar experimentando?

En Mateo 5.14, el Señor Jesús dice a sus seguidores que ellos son la luz del mundo. Les recuerda que pueden tener un impacto mientras se mueven por el mundo, aportando calidez a las circunstancias desafiantes, siendo un reflejando de la verdad y de la presencia de Dios. Tómese el tiempo para identificar lo que es especial en las personas con las que usted se encuentra con frecuencia. Ore para que el Señor le ayude a identificar las formas de notarlas y conectarse con ellas.



Recordemos que cada uno de nosotros tiene la oportunidad de ser luz de maneras tangibles. Lo único que tenemos que hacer es dar pequeños pasos para llegar a conocer a las personas que nos rodean y hacer que se sientan amadas, y el Señor nos revelará las formas en las que podemos servirles. Cada pequeña interacción es una oportunidad para ayudar a alguien a sentirse percibido, conocido e incluso célebre.

Fuente encontacto.org