El Kremlin desmintió el lunes estar detrás de la ola de sofisticados ciberataques perpetrados contra los servicios federales y empresas en Estados Unidos, denunciando que las acusaciones contra Rusia eran «infundadas» y una muestra de «rusofobia».

Esos ciberataques «no tienen nada que ver con nosotros, pues Rusia no está implicada» en ellos, declaró a los periodistas el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.



«Todas las acusaciones de una implicación por parte de Rusia son absolutamente infundadas y se enmarcan en una línea de rusofobia ciega, que constatamos con cada incidente», agregó.

El secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, señaló a Moscú, pero el presidente estadounidense, Donald Trump, minimizó el papel de Rusia en el asunto.



Según el grupo estadounidense de seguridad informática FireEye, que también fue objeto de ciberataques la semana pasada, desde la primavera de 2020 varios gobiernos y empresas de los sectores de la consultoría, la tecnología y la energía han sido atacados en América del Norte, Europa, Asia y Oriente Medio.

En Estados Unidos, los departamentos de Seguridad Nacional, del Tesoro y de Comercio, así como varias agencias federales, se habrían visto afectados, según informaciones publicadas en prensa.

Los piratas lograron penetrar en los sistemas informáticos de esas entidades, aprovechando la actualización de un programa de vigilancia desarrollado por la empresa SolarWinds y utilizado por decenas de miles de compañías y administraciones de todo el mundo.

Varios medios estadounidenses relacionaron estos ataques con un grupo de ‘hackers’ ruso vinculado a los servicios de inteligencia militar de Moscú.

En los últimos años, Rusia ha sido acusada varias veces de llevar a cabo ciberataques en todo el mundo, algo que Moscú siempre ha negado.