Cuántos recursos espirituales tenemos a nuestra disposición y, sin embargo, no hacemos uso de ellos. Tales son la oración y la ofrenda, poderosas para tocar el corazón de Dios y desatar las bendiciones retenidas. Las dos mueven el corazón de Dios porque hay un secreto en cada una de ellas que no permite que pase desapercibido ante Sus ojos. Luego todo lo que Le pedimos nos lo concede conforme a Su perfecta voluntad.

Como le pasó a Cornelio, un centurión de la corte romana, el cual oraba y ofrendaba. Entonces Dios le dio la salvación de toda su casa, algo que era imposible para el hombre. Pero esto hizo que el Cielo y la tierra se unieran; entonces el favor del Rey se manifestó sobre su casa.



No nos descuidemos, y perseveremos como Cornelio, para que nuestras oraciones y ofrendas estén en la presencia de Dios continuamente, porque vendrá un “de repente” que tocará nuestra casa… ¡Todos se salvarán!

Por la Pastora Montserrat Bogaert/ Iglesia Monte de Dios