Tras más de una década de pugna en Ecuador entre dos visiones políticas bien definidas, el correísmo versus un liberalismo de tinte conservador, las elecciones del domingo han arrojado un protagonista con nombre propio: el dirigente indígena y ambientalista Yaku Pérez, que amenaza con sacudir el tablero de juego.

Pérez ha dado la sorpresa en las urnas y puede ser el candidato que pase a la segunda vuelta por la presidencia de Ecuador, para enfrentarse el próximo 11 de abril a Andrés Arauz, ganador indiscutible de la jornada electoral de este domingo.



Yaku Pérez Guartambel

Cuando se presentó como candidato del movimiento político Pachakutik hace medio año, a Pérez le achacaron que no representaba al liderazgo de los pueblos originarios de un lado, mientras que por el otro, pocos lo veían como opción alternativa tras la mala prensa que generó, entre algunos sectores, la asonada de octubre de 2019, canalizada precisamente por el movimiento indígena.

Pero ‘Yaku’ (agua en quichua), como le conocen sus allegados, asumió el reto de buscar el mayor consenso posible y con un mensaje sencillo ha hecho de la ‘honestidad’ su campaña, dando la sorpresa al situarse en segundo lugar, aunque por un reñido margen, desde el que concurrir a una segunda vuelta electoral.



Cuando faltan por escrutar 1,85 % de las actas, el candidato correísta, Andrés Arauz, suma el 32,16 %, seguido por Pérez con 19,87 % y el candidato conservador, Guillermo Lasso, que se presenta por tercera vez, pisándole los talones con el 19,59 %.

Cuencano de 51 años, de origen humilde y doctor en Jurisprudencia, no se ha contentado con conocer los datos oficiales ofrecidos por el órgano electoral ecuatoriano, y en tiempos de verificación, postverdad y cuestionamientos democráticos, en los que cada organización política cuenta con expertos y analistas de datos, sostiene que alguien ha intentado meter la mano en su contra.

Desde horas de la madrugada se ha echado a la calle con sus seguidores, para defender lo que considera un intento de impedir que llegue a segunda vuelta, y asegura que no se corresponden los datos de los asambleístas que ha arrancado su movimiento con los obtenidos como presidencial.

‘Se está confabulando un fraude entre el señor Correa, el señor Lasso y el señor (Jaime) Nebot (exalcalde socialcristiano de Guayaquil) para impedir que nosotros lleguemos a la segunda vuelta. ¿Cómo?, a través de las actas que están siendo rezagadas’, aseveró hoy a los medios.

En paralelo, ha exigido la reapertura de urnas y el recuento ‘voto a voto’ en las circunscripciones de las provincias de Manabí, Guayas (Guayaquil) y Pichincha (Quito), que cree que fueron elegidas para el fraude que denuncia, al tratarse de las más pobladas.

‘Reclamamos el primer puesto, y la única manera de evidenciar esto es simple, ábranse las urnas’, remarcó.

Tras 20 años de activismo indígena y ecológico, Pérez asumió en 2019 la Prefectura de la provincia de Azuay, sur de Ecuador, que tuvo que dejar al postularse como presidencial, desde donde impulsó una forma de hacer política ecológica que incluyó una cruzada contra la minería.

Este mismo domingo, en su cantón, se votaba una consulta popular impulsada por él mismo contra la minería en zonas de acumulación hídrica, que obtuvo el respaldo del 80% de los votantes.

Miembro de la nacionalidad kichua cañari, es considerado un símbolo de la lucha indígena, que ha dirigido desde diferentes organizaciones de base y se ha rodeado en los últimos años de asesores de organizaciones ecologistas.

En su campaña abogó por convertir al país en ‘potencia ecológica’ o ‘destapar la verdad’ del correísmo, y en cuanto tiene ocasión, recuerda las cuatro veces que pasó por prisión durante el Ejecutivo de Rafael Correa, acusado de sabotaje y terrorismo.

Para el exmandatario, que gobernó Ecuador entre 2007 y 2017, Carlos Ranulfo Pérez Guartambel, su nombre de nacimiento que después cambió, no es, ni representa, realmente a los indígenas.

Pero con un discurso alejado de la vehemencia de otros líderes indígenas, Yaku, representa a alrededor del 7% de los 17 millones de ecuatorianos que se identifican como indígenas y se reparten entre 14 nacionalidades y 18 pueblos originarios.

Saxofonista y amante de la bicicleta, otro gran factor que ha impulsado su imagen ha sido la de su pareja Manuela Picq, periodista y activista franco-brasileña, con la que se le ve bailar en un vídeo subido a Tik Tok con el que se buscó atraer al votante más joven.

‘Es que él es así desde que lo conozco, ha usado su bicicleta en las marchas, caravanas y mítines’, indica a Efe Braulio Gutiérrez, uno de sus allegados, exmiembro de la ONG Acción Ecológica, que dejó para seguirle a la Prefectura azuaya.

Explica que Yaku, ‘en algún momento se dio cuenta de que tenía que formar una identidad como líder, como ‘taita’ (padre, en quichua) y eso es algo que ha construido paso a paso’.

Aunque el activista convertido a político ha ido ‘creciendo’ y ganando carisma, quizá su secreto haya sido que se muestra tal y como parece ser.

‘No cambia sus colores, no va a negociar a espaldas de nadie, es auténtico y busca que prime la felicidad’, resume Gutiérrez.

Las acusaciones de posible fraude que dirige, entre otros, a Lasso, tradicional figura de contrapeso al correísmo, podrían volverse en su contra.

Y es que de momento, lo que está por ver es si el factor Yaku sacude el escenario político, o provoca un verdadero terremoto como figura aglutinadora del favor anticorreísta en un espacio de respeto pluricultural. EFE/Daniela Brik