San Francisco, Estados Unidos. Notoriedad, autenticidad y respeto a las reglas: Twitter transparentó el jueves su criterio para otorgar la insignia azul, que señala que una cuenta está certificada y por lo tanto es -a priori- más confiable que las de los usuarios comunes.
Esta identificación «permite a las personas en Twitter conocer mejor a aquellos con quienes están dialogando y determinar si son de confianza, lo que, según nuestra investigación, fomenta conversaciones más serenas e informadas», explicó la red social en un comunicado.
La plataforma está tratando de ser más transparente sobre un proceso que muchos usuarios consideran demasiado opaco y arbitrario.
Para ello, pidió sus opiniones a usuarios en 2020, de las que recibió más de 33.000, para luego definir un nuevo proceso para conseguir la preciada marca distintiva.
A partir del jueves podrán postularse los usuarios no certificados que deseen serlo.
Para ser elegibles, deben pertenecer a una de las seis categorías identificadas: gobierno, empresas, prensa, entretenimiento, deportes (y videojuegos), activistas.
Otras categorías se agregarán, por ejemplo, para científicos y líderes religiosos.
La red social, que actualmente cuenta con unos 360.000 perfiles verificados, ha movilizado recursos para hacer frente a la potencial avalancha de solicitudes en los próximos días y semanas.
Habrá encargados de valorar la notoriedad de los candidatos, pero también de comprobar que son quienes dicen ser y que respetan los valores enunciados por la plataforma.
Twitter recordó en rueda de prensa que las cuentas de los líderes políticos no escapan a las reglas. El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, fue expulsado permanentemente de la red en enero por violarlas repetidamente.
Está acusado de incitar a la violencia a partidarios que invadieron el Capitolio en Washington.
La plataforma tiene varios proyectos en curso destinados a ganar o recuperar la confianza de los usuarios.
Al igual que sus vecinos de Silicon Valley, es criticada sobre su papel en la difusión de desinformación y su modelo de negocio, basado en la publicidad y, por tanto, en la atención y los datos del consumidor.
Entre otros cambios, la empresa con sede en San Francisco se está preparando para lanzar suscripciones pagas a cuentas preponderantes, con beneficios y privilegios para los suscriptores.