El Instituto para las Obras de Religión (IOR), más conocido como el Banco del Vaticano, anunció este viernes que mantuvo casi estables sus beneficios en 2020 a pesar de la pandemia, muy dañina para las finanzas de la Santa Sede.

El beneficio en 2020 alcanzó los 36,4 millones de euros (44,2 millones de dólares) contra 38 millones de euros el año anterior, indicó el banco en un comunicado.



Un 75% de los beneficios se destinaron al papa Francisco y a otras entidades específicas de la Santa Sede, y el resto fue reinvertido en posiciones financieras.

El Banco del Vaticano salió al rescate de la Santa Sede en un año negro para sus finanzas: las donaciones de fieles y diócesis cayeron un 25% y los ingresos de los Museos del Vaticano sufrieron una pérdida neta del 85%.



Según la información obtenida por un alto responsable del Vaticano, sus cuentas registraron un déficit «del orden de 90 millones de euros» (109,3 millones de dólares) frente a los 11 millones de euros en 2019.

El IOR, un banco con estatuto singular que afirma trabajar en 112 países, solo acepta a clientes con un vínculo estrecho con la Santa Sede y la Iglesia como trabajadores del Vaticano, religiosos o congregaciones e instituciones católicas.

A finales de 2020, gestionaba unos 5.000 millones de euros (6.000 millones de dólares) en depósitos de clientes y manejaba una cartera de activos de 649,9 millones de euros (790 millones de dólares).

En el pasado, este banco se vio sacudido por escándalos y fue acusado de haber sido utilizado por la mafia, antes de una gran limpieza interna iniciada por el papa Benedicto XVI y continuada por su sucesor Francisco.

El proceso terminó a finales de 2015 con el cierre de casi 5.000 cuentas.

 

AFP