Un panel del Congreso de Estados Unidos comienza este martes a investigar la letal insurrección en el Capitolio, en un entorno hiperpolitizado que amenaza con socavar los esfuerzos para comprender qué condujo al ataque del 6 de enero.

Seis meses después de que una turba de partidarios del entonces presidente Donald Trump irrumpiera en la sede de la democracia estadounidense, en lo que fue el peor ataque a la Legislatura desde la guerra de 1812, el público estadounidense escuchará el primer testimonio sobre aquel día ante un comité selecto que también desata polémicas partidistas en Washington.



Los legisladores recibirán los relatos de primera mano de los policías que fueron atacados por los alborotadores que irrumpieron a la fuerza dentro del edificio, recorrieron los pasillos buscando por ejemplo a la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y trataron de impedir la certificación de la victoria de Joe Biden.

Pero el proceso es caótico. El liderazgo republicano de la Cámara de Representantes ha básicamente boicoteado al comité selecto, al retirar a sus cinco candidatos la semana pasada después de que la demócrata Pelosi tomara la inédita acción de rechazar a dos de los nominados por el líder de la minoría, Kevin McCarthy.



En lugar de formar un panel solo con demócratas, Pelosi nombró unilateralmente a dos republicanos: Liz Cheney y Adam Kinzinger.

Ambos son enérgicos críticos de Trump y votaron a favor de su juicio político en enero después de los disturbios. Por esto, ambos han además sido censurados por su partido por negarse a respaldar las afirmaciones infundadas de Trump de que las elecciones fueron robadas.

Tanto Pelosi como otros miembros del Congreso querían formar una comisión bipartidista e independiente que investigara la revuelta y su origen, siguiendo el modelo de la que hizo las pesquisas tras los ataques del 11 de septiembre de 2001.

Pero entre que a los republicanos les preocupa que la investigación les resulte políticamente dañina justo antes de las elecciones de medio mandato en 2022, y el hecho de que el propio Trump no ha manifestado ningún interés en cuestionamientos vinculados a los disturbios, el partido comenzó a organizar sus esfuerzos en oponerse a que se investiguen los eventos del 6 de enero.

Los republicanos del Senado bloquearon en mayo la formación de esta comisión, argumentando que ya múltiples investigaciones habían alcanzado conclusiones sobre el motín y que los cientos de arrestos realizados ya arrojaron suficientes datos sobre lo sucedido.

Luego el partido buscó destruir la credibilidad del comité selecto posteriormente por Pelosi, quien es acusada por McCarthy de «jugar a la política» a medida que aumentan las tensiones partidistas en el Capitolio.

«Nunca en la historia de Estados Unidos el presidente de la Cámara de Representantes había elegido a miembros de la otra parte, por lo que ellos están predeterminando lo que suceda» con la investigación, dijo McCarthy a periodistas el lunes en un evento en la Casa Blanca sobre otro asunto.

También ridiculizó a Cheney y a Kinzinger al calificarlos como «republicanos Pelosi», diciendo además que los dos candidatos republicanos que la líder demócrata había rechazado –los congresistas Jim Banks y Jim Jordan– «tienen derecho» a participar en el panel.

 

– «Ignorar las payasadas» –

 

La presidenta de la Cámara de Representantes había recibido de buena gana a los otros tres nombramientos de McCarthy, pero él retiró a todos sus candidatos cuando ella rechazó a Banks y Jordan, dos incondicionales de Trump.

Pero ahora ella insiste en que el comité siga adelante, con el compromiso republicano o sin él.

«Tenemos que, nuevamente, ignorar las payasadas de aquellos que no quieren descubrir la verdad», dijo a ABC el domingo.

«Hallaremos la verdad. Y esa verdad tendrá la confianza del pueblo estadounidense, porque se hará de manera patriótica y no partidista».

En la audiencia del martes, participarán agentes de policía que fueron atacados física y verbalmente cuando defendían el Capitolio.

La violenta insurrección produjo la muerte a cinco personas y docenas de policías resultaron heridos.