Santiago, RD.- La joven Yuli Pérez comparte la suerte de muchos niños dominicanos de hogares pobres que nacen con una enfermedad cancerígena, prácticamente incompatible con la vida. Tiene 30 años de edad y se descubrió que poseía, junto a otros niños, un exceso de plomo en la sangre cuando apenas había cumplido sus dos primaveras, provocado, supuestamente, por una fábrica de baterías.
Esta joven, nacida el 28 de agosto de 1990, en la carretera Duarte, Licey Km. 7, provincia Santiago, fue necesario que se le practique un cambio de sangre en 1992, pero el daño era de tan alta magnitud que ni los avances científicos del momento evitaron que la pequeña Yuli quedara parapléjica y su cuerpo deformado, pero con suficiente discernimiento para comprender lo que suceda a su alrededor.
Es huérfana de padre, un policía municipal asesinado hace aproximadamente tres años, y su madre, Francia Ramírez, será sometida a una intervención quirúrgica en una de sus rodillas, según relata en un video enviado a CDN.
Conscientes de que no pueden huir de un pasado que les marcó por siempre la vida, tanto su madre como su abuela, piden a las autoridades del Gobierno, y a la ciudadanía en general, una contribución económica para la joven Yuli, pero sobre todo, anhelan tener una casa propia, ya que donde viven es alquilada y lo poco que producen no les alcanza para la renta y los gastos del hogar.
