Hoy en día cualquier vendedor de humo con unos cuantos de miles de seguidores en las redes sociales se autodenomina o, peor aún, le denominan influencer. Será que lo de influenciador o persona influyente les queda pequeño o puede que usar anglicismos da puntos en el mundo virtual -abusamos de los anglicismos, y yo el primero, como si no hubiera alternativas en la rica lengua cervantina-. Nuestro protagonista de hoy haría sonrojar a muchos de estos influencers, por su capacidad de influencia y por las diferentes disciplinas en las que marcó tendencia. Hablamos de Abu Al-Hasan Ali ibn Nafi, Ziryab para los amigos.
Nacido en Bagdad en 789, capital del califato abasí, se le conoció con el sobrenombre de Ziryab, que significa mirlo, debido a su voz melodiosa y su tez oscura, rasgos que la gente comparó con este pájaro cantor de plumaje negro. Su mentor y maestro, Ishaq al-Mawsili, fue quien lo presentó en la corte y el califa quedó impresionado por cómo cantaba. Pronto el discípulo superó al maestro, y a éste le pudieron los celos. El caso es que en 822 tuvo que huir y se convirtió en un músico errante. Se ofreció a Alhakén I, tercer emir independiente de Córdoba y perteneciente a la dinastía omeya, los grandes enemigos de los abásidas de Bagdad, que, lógicamente, lo iba a recibir con los brazos abiertos. Y digo lo iba porque falleció cuando Ziryab estaba de camino. Sin saber qué pensaría Abderramán II, hijo de Alhakén y nuevo emir, decidió continuar su viaje. Y fue una decisión acertada, porque la idea del nuevo emir era convertir Córdoba en una de las ciudades más importantes de Europa, y Ziryab le iba a dar el toque oriental de refinamiento y exotismo.
Legado musical
Desde su llegada a Córdoba todo fueron facilidades y libertad para desarrollar su arte y sus dotes musicales. Creó nuevas formas de expresión como la nuba (un grupo de canciones que se enlazan unas con otras, de diferente extensión y cada una de ellas con su propio ritmo), al laúd oriental (ud) le añadió la quinta cuerda -origen de la guitarra española-, y cambio las púas de madera con las que se punteaba o rasgaba por una de pluma de águila, mucho más flexible.
Además de las interpretaciones de sus creaciones musicales, Ziryab destacaba por el canto, y para transmitir y compartir su arte fundó el primer Conservatorio de Música de Europa. Los alumnos debían pasar unas pruebas y, una vez admitidos, eran sometidos a un duro aprendizaje: cantar a capela, recitar en verso, llevar el compás de un instrumento, expresión corporal, afinación… hasta conseguir la perfección.
Gastronomía
Conocedor del lujo y el exotismo oriental, por sus años en la corte califal de Bagdad, creó una nueva cocina fusionando los productos típicos de Oriente y de Al-Andalus: la primera receta de pisto (una fritura de aceite de oliva con berenjenas, calabacines, cebollas y membrillo -en el siglo XVI se cambiaría el membrillo por tomates y pimientos del nuevo Mundo-), el ziriabí (un asado cuya base principal son habas saladas) o el zirbaya, su plato más popular y cuyo nombre es una deformación de ziryaba, elaborado con queso fresco o leche, cordero o ternera, con una base de almendras, azúcar y vinagre. Este plato superó las fronteras de Al-Andalus para triunfar en el resto de Europa, donde se cambió la ternera o cordero por pollo y fue el origen del menjar blanc en Cataluña, el blanc-manger en Francia o el biancomangiare en Italia. Introdujo el uso de los espárragos trigueros y de los frutos secos como un ingrediente más; del agua de rosas, la flor de azahar o las violetas en la repostería; el consumo de rabos de pasa para mejorar la memoria…
No sólo revolucionó la cocina andalusí, sino que también estableció el protocolo y el orden a la hora de servir los diferentes platos que ha llegado hasta nuestros días, estableciendo la prioridad de sopas y de caldos, seguidos de entremeses, pescados y carnes y, finalmente, los postres. También introdujo el uso de manteles de cuero fino y sustituyó las copas de oro y plata de los banquetes por copas de cristal tallado.
Vestimenta y estética
Transformó las costumbres sociales en la forma de vestir, aparecen prendas de seda de colores exóticos y estableció el uso de diferentes colores según la temporada (blanco y colores claros para primavera-verano y colores oscuros en otoño-invierno), y en el peinado puso de moda para los hombres el flequillo. E incluso llegó a fundar un Instituto de Belleza donde se impartían clases de peluquería, depilación y cosmética.
Ziryab, el mayor influenciador de la historia, nunca abandonó Córdoba, donde falleció a los 68 años.