Roma, Italia. El entusiasmo desencadenado en Italia tras haber obtenido su mayor número de preseas en Juegos Olímpicos, en Tokio 2021, gracias en parte a sus atletas de origen extranjero, puso nuevamente en el tapete el debate sobre las condiciones para obtener su nacionalidad, complicada en virtud de las reglas burocráticas en vigor.
Italia ganó 40 medallas en Japón, superando sus mayores marcas anteriores, de 36 en Los Ángeles 1932 y Roma 1960.
La sorpresa llegó en particular de la mano de Lamont Marcell Jacobs, quien causó sensación al ganar la competición «estrella» de los 100 m. Nacido en Texas (EEUU) de madre italiana y padre estadounidense, este velocista se impuso en 9 seg 80/100.
Este debate fue provocado por el propio presidente del Comité Olímpico Italiano, Giovanni Malago, quien se quejó de la pesadilla administrativa que deben padecer los atletas que quieren competir bajo bandera italiana, pero que aún no tienen la nacionalidad oficialmente.
Para obtener su nacionalidad, Italia privilegia el derecho de sangre (lus sanguini) frente al de suelo (lus soli).
De esta manera, los niños nacidos en Italia de padres extranjeros deben esperar hasta los 18 años para solicitar la nacionalidad, y así comenzar una verdadera carrera de obstáculos que puede durar hasta cuatro años, descrita como «dantesca» por Malago.
La ministra del Interior, Luciana Lamorgese, reconoció como válidas estas críticas, lo que provocó la ira del tribuno de la extrema derecha, Matteo Salvini, líder de la Liga, quien la instó a centrarse en el control de inmigrantes en las fronteras italianas, en lugar de defender el derecho de suelo.
La extrema derecha asocia el debate sobre la ciudadanía con la crisis migratoria, puesto que desde enero más de 31.000 inmigrantes han desembarcado en las costas italianas, más del doble que en el mismo periodo en 2020, de acuerdo al ministerio del Interior.
Estos jóvenes que esperan por su nacionalidad, y no solamente los deportistas, «deben sentirse como parte integrante de nuestra sociedad», consideró Lamorgese en declaraciones al diario La Stampa de este martes, abogando por la «inclusión social».