Robert Wadlow, quien se mantiene en el Guinness World Records como el hombre más alto de la historia. “La única prueba admisible sobre la verdadera altura de los gigantes es aquella que ha sido realizada bajo supervisión médica imparcial”, dijeron en su día Norris y Ross McWhirter, los fundadores del tradicional libro que guarda los récords del mundo.
Según una publicación del sitio web 20 minutos, Wadlow nació el 22 de febrero de 1918 en Alton, Illinois. En su llegada el mundo, sus padres ni siquiera pudieron sospechar que su hijo llegaría a medir 2,72 metros de altura.
A los 5 años, Wadlow ya había llegado a 1,63 metros y debía usar ropa de adolescentes porque la de niños no le quedaba. Con 8 años ya era más alto que su padre, ya que alcanzaba los 1,80 metros.
Aunque en un principio esta característica del niño era una curiosidad, luego pasó a ser la causa de diversos problemas médicos, que se incrementaban con el paso del tiempo, se indica en la publicación.
A los 17 años ya había llegado a los 2,45 metros. Pese a sus enfermedades terminó la secundaria en 1963 y se matriculó en la universidad con la intención de estudiar Derecho. En ese momento su altura ya lo había llevado a convertirse en una celebridad.
En el artículo se menciona que era una persona tranquila y cordial, que atendía a los medios y a quienes se le acercaban asombrados. Wadlow aprovechó además su estatura para ganar algo de dinero con apariciones públicas.
Se unió en una gira promocional con la International Show Company (ahora Interco), que a cambio elaboró para él unos zapatos gratis a medida de sus pies de 47 centímetros. Unos zapatos especiales que hoy costarían más de 1.500 dólares el par.
La razón por la cual este joven continuaba creciendo fue descubierta por los médicos que lo examinaban. Los especialistas concluyeron que su gran tamaño fue causado por una hiperplasia de la glándula pituitaria. Esta condición genera que exista un nivel anormalmente alto de la hormona de crecimiento y en el caso de él nunca recibió ningún tratamiento para detenerlo.
Wadlow siguió creciendo hasta el día de su muerte y, aunque su popularidad también lo hacía, sus problemas de salud continuaban agravándose. El gigantismo hipofisario que padecía lo llevó a tener dificultades para moverse: tenía aparatos ortopédicos para las piernas y un bastón, pero nunca usó una silla de ruedas y, por supuesto, no se sometió a ninguna intervención que tratara de detener la producción de la hormona del crecimiento.
Con solo 22 años falleció a causa de una ampolla séptica en el tobillo derecho, causada por un aparato ortopédico que había sido mal ajustado solo una semana antes.
Murió el 15 de julio de 1940 a las 01:30 en un hotel en Manistee, Michigan. Según 20 minutos, sus últimas palabras fueron “el médico dice que no llegaré a casa para las… celebraciones”, en referencia a las bodas de oro de sus abuelos paternos. (I)