Tomar el control del dinero y de las finanzas personales es una ardua tarea.
Mantener los ahorros a salvo no es una de las asignaturas que se imparten en la escuela, por lo que el desconocimiento sobre cómo lograrlo es sumamente grande.

Uno de los errores más repetidos radica en la conjunción de los ahorros y los gastos corrientes en una misma cuenta.



Mantener estas dos líneas de dinero en una misma cartilla supone no guardar un control estricto de las cantidades que se pretenden ahorrar, además de un gran motivo para que la cuenta de gastos aumente. Ahora bien, los expertos no solo recomiendan separar los gastos y los ahorros en dos cuentas distintas, sino que instan a dividirlos en dos bancos distintos.

Señala El Economista que en este sentido, una de las mejores formas de ahorrar, según CNBC, es dividir la nómina en dos cuentas diferentes dadas de alta en bancos distintos, de tal manera que la cuenta de ahorros esté en el banco A, mientras que la cuenta corriente está en el banco B.



Este truco funciona porque aleja el dinero de la persona. A partir de aquí, lo más sensato sería acudir a la cuenta de gastos para cualquier deber circunstancial, de tal manera que se aleje la tentación de extraer la cantidad ahorrada. Es decir, esconder los ahorros para no sucumbir a la intención de gastarlos.

La importancia de crear un presupuesto mensual

El primer paso para separar correctamente las dos cuentas es crear un presupuesto mensual. Aquí se deben incluir todos los gastos fijos, tales como el alquiler, la comida, la luz o el agua, entre muchas otras constantes.

Llegados a este punto, es el momento de separar una cantidad mucho más reducida, destinada a los gastos más insulsos como una cena, ir al cine o tomar algo, además de una tercera parte destinada a un gasto extraordinario. Todos estos deberes se extraerán de la cuenta corriente. Toda la cantidad restante irá dirigida a la cuenta de ahorros.

También deberías contar con una tercera cuenta si tienes un negocio

Estas dos cuentas son una gran manera de ahorrar para los particulares. Sin embargo, los profesionales por cuenta propia deberían contar con una tercera cuenta más. Los asalariados no tienen que llevar las finanzas de un negocio, solo reciben su nómina mes a mes en su banco. Por el contrario, los autónomos y freelance sí que tienen que guardar el dinero de una empresa.

Por este motivo, atendiendo a la necesidad de separar los ahorros y los gastos en dos cuentas distintas, se hace indispensable crear una cuenta para los gastos del negocio. Es vital diferenciar entre los gastos personales y los gastos profesionales, ya que de ello dependerán todos los ingresos de la persona.