Lo que en su época fue una majestuosa obra de ingeniería, medio siglo después es un armazón de acero y concreto con parches por doquier y con un evidente nivel de deterioro por falta de mantenimiento. Se trata del puente Francisco del Rosario Sánchez (Puente de la 17), por donde cada día transitan entre 60 y 65 mil vehículos, tanto del transporte público como privado.
La foto de portada muestra una vista panorámica del Puente Francisco del Rosario Sanchez, llamado popularmente » El Puente de la 17.» , sus vías de acceso así como su entorno. la imagen es del año 1976.
Fuente : Libro Rojo 1966 – 1976 / Imágenes de Nuestra Historia.
Origen
Ya desde hace un tiempo por el crecimiento de los barrios capitaleños y por lo forma tan deficiente en que se hacia el transporte de un lado a otro, ya que solo existían los puentes Duarte y Matías Ramón Mella sobre el rio Ozama, se hizo necesario la construcción de otro puente que sería llamado Francisco del Rosario Sánchez.
La inauguración de este puente se llevó a cabo en el año 1974 durante el gobierno de los 12 años de Joaquín Balaguer con un costo de 4.4 millones de pesos y estuvo a cargo de la empresa venezolana Industrias Metalúrgicas Van Dam, S.A.
Gracias a su estructura metálica de unos 800 metros de longitud con cuatro carriles, dos en cada dirección, y cuatro (4) juntas de expansión en cada sentido, circulan más de 60 mil vehículos diarios y aproximadamente unas 200 mil personas viajan entre el Distrito Nacional y Santo Domingo Este diariamente.
Antecedentes
En la década de los 40s, 50s y 60s para cruzar de la parte oriental de la capital hacia el centro de la ciudad o para ir a los barrios del Distrito Nacional, había que tomar un carro de concho que debía recorrer vías como la Presidente Estrella Ureña, San Vicente de Paúl, Fernández de Navarrete, Sabana Larga y Avenida Las Américas para cruzar el puente Duarte.
Si se quería ir a otro lugar ya sea a estudiar, trabajar o hacer negocio era necesario tomar una yola (como aún existe en algunos tramos del rio) o quitarse la ropa e ir nadando, que eran los medios ideales de transporte para cruzar de un lado otro lado del río.
Hoy en la actualidad
Cuando se cruza el río Ozama en dirección oeste-este a través en el Metro de Santo Domingo, son tres cosas que se observan desde las ventanas y puertas del moderno medio transporte: el deprimente drama de decenas de casas en la margen oriental del citado río, la construcción de la avenida del río, y el formidable armazón de hierro sucios y oxidados que conforman este puente.
En la superestructura de acero se observa en general láminas y vigas corroídas por el óxido, además se pueden ver a simple vista lo que podrían ser pequeñas fisuras debido a los problemas originados por la falta de mantenimiento en las uniones soldadas, y en muchos casos es notoria la cantidad de plantas vegetales que crecen dentro de la misma estructura metálica.
La suciedad y la oxidación son muy notorias en esta estructura por la falta de mantenimiento y pintura. Aunque en la parte asfáltica no se puede ver un deterioro muy marcado, en fotografías realizadas desde la parte de abajo del puente hacia arriba se observan gruesas placas de metal que cubren igual número de hoyos en la calzada del puente.
Llama la atención de las personas que pueden ver el andamiaje de barras de aceros entre cruzadas y colocadas de manera organizada, algunas en paralelos, otras de formas perpendiculares y en algunos casos pegadas con soldaduras eléctricas o con remaches, el estado de oxidación y la peligrosidad que representa la falta de mantenimiento en tan importante obra.
Popularmente llamado Puente de la 17 por inicial en la calle Padre Castellanos antigua Calle 17 este puente esta sobre el río Ozama en la parte alta de la capital y une las avenidas San Vicente de Paúl, en el sector de Los Mina, con la avenida Padre Castellanos, en Los Guandules y el ensanche Espaillat.
Este puente ha sido sometido en varias ocasiones por las autoridades del Ministerio de Obras a un cierre momentáneo o parcial para someterlo a reparación por algún hoyo. En donde se remueve la capa asfáltica destruida por el paso del tiempo y de los vehículos, y se colocar un parche de metal y una capa asfáltica nueva, pero nunca ha sido sometido a un remozamiento completo y profundo.
Obras Públicas
Hace tres meses el Ministerio de Obras Públicas reconoció que en las más de cuatro décadas que tiene la obra nunca se le ha dado un mantenimiento profundo.
Mélido Santana, viceministro de mantenimiento vial, dijo en la ocasión que lo único que se ha hecho ha sido reponer parte de los metales del pasamano o barandilla que habían sido robadas.
Sostuvo que en Obras Públicas hay planes de intervenir primero la parte de la planchuelas movibles que causan los ruidos para rehabilitar los espacios con material de concreto, pero los planes de rehabilitación son a más largo plazo.
5 años
Por este lapso una de las tuberías de la CAASD que transportan agua, ha estado botando el preciado líquido. Decenas de denuncias a las anteriores y actuales autoridades de la citada institución no han tenido éxito, y el agua se sigue desparramando encima de la estructura de metal.